El alcalde de Porongo lleva nueve días en huelga de hambre. Junto a él, hay otras 36 personas que exigen la firma de un convenio que posibilite la construcción del puente Bicentenario

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9 de octubre de 2018, 10:35 AM
9 de octubre de 2018, 10:35 AM

Este martes se cumplen nueve días desde que se inició el piquete de huelga de hambre liderado por el alcalde de Porongo, Julio César Carrillo. Los ayunadores han ido ingresando y saliendo de la protesta que ahora se ha visto masificada con un mayor número de personas que esperan la firma de un convenio que permita el inicio de la construcción del puente Bicentenario que conecte a esa comuna con Santa Cruz de la Sierra.

Los ayunadores han tenido diez bajas desde que comenzaron su protesta, sin embargo, el número total de los que están ahora es de 37, incluido el burgomaestre que está desde el primer día.

Pero, ¿cuáles son las consecuencias en la salud de quienes deciden realizar esta acción?, dos médicos nos lo dicen.

"En un ayuno prolongado lo primero que se ve es el debilitamiento que sufre la persona", dice el médico Denis Cabrera, debido a que la glucosa en la sangre empieza a disminuir y todo eso va afectando a algunos órganos haciendo que la persona ingrese en una fase de letargo con un sueño prolongado cada vez más constante.

El cuerpo empieza a consumir las reservas de glucosa almacenadas en el hígado y en los músculos. Esto puede provocar un dolor de cabeza. El estómago también empieza a disminuir su volumen y eso hace que después, cuando se retorne al consumo de alimentos, estos no sean bien tolerados, pero mientras dure la medida, seguirá produciendo jugo gástrico "y como no hay que destruya", produce una acidez y dolores constantes.

La presión arterial disminuye y hay un mareo constante, el pulso se acelera. La desnutrición afecta a todos los sistemas del organismo, indica el profesional.

Marcelo Ríos, profesional médico, se refiere a las tres fases que atraviesa el cuerpo ante la falta de alimentos y que produce que dentro de las primeras 24 a 48 horas de iniciado el ayuno se produce las carencias de glucosa y entramos en hipoglucemia que tiene entre sus síntomas astenia, mareos, sudoración fría, etc. El sujeto en esta fase no suele perder peso.

La segunda fase es caracterizada por el consumo de la grasa dentro del cuerpo. Será la misma hipoglucemia la encargada de poner en marcha los mecanismos que dirigirán el consumo de la grasa en esta 2ª fase y que actuará sobre hipotálamo, terminaciones nerviosas, suprarrenales y páncreas.

En una tercera fase se ya no se le puede considerar como ayuno, pues al llegar a esta etapa el apetito vuelve y se debe comer. Si no, entraremos en el proceso que se llama inanición y éste es un camino que puede llevar a la muerte. En esta etapa el organismo, que ha quemado prácticamente todas sus reservas, va a comenzar a consumir las proteínas que son esenciales para la vida. Uno de los signos que se encuentran de esta etapa es el edema. Está principalmente producido por la disminución de la presión oncótica del plasma, mantenida sobre todo por la cantidad de albúmina que hay en éste y que se ha quemado como combustible para el organismo.

Hay estudios que indican que dentro del ayuno prolongado uno de los órganos más afectados es el cerebro, que requiere 120 gramos diarios de glucosa.  La confusión mental es uno de los principales síntomas que alertan del peligro.

En el aparato respiratorio atrofia de los músculos respiratorios, lo que se traduce en un descenso de la capacidad vital y de las presiones inspiración-espiración

En las mujeres se produce amenorreo (falta de menstruación), disminuye las defensas y aumenta el riego de infecciones.

Son una necesidad

"Estaré aquí hasta que me atienda el alcalde Percy Fernández", dijo el alcalde porongueño quien ha sido sometido a diversos chequeos médicos para constatar de que puede continuar con su medida de presión que dice no es "por capricho" sino que "los puentes son una necesidad"