El silencio ‘reina’ en ese municipio, del que la Policía se replegó hace tres semanas. La Fiscalía dice que una comisión investigará el hecho. El extranjero afirmó que quería cobrar una deuda; el agricultor dice que lo quiso asaltar con un cómplice

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21 de noviembre de 2018, 6:00 AM
21 de noviembre de 2018, 6:00 AM

La plaza principal de San Julián lucía ayer tranquila, como si nada hubiera ocurrido, como si la violencia irracional de un grupo de personas no hubiera decidido hacer justicia por mano propia en el corazón mismo de ese municipio. El único testigo que quedaba era el delgado pero resistente tajibo junto a las manchas de sangre de un brasileño que fue colgado en una de sus ramas cerca de la media noche del lunes.

La población, que en mayo de 2017 también decidió acabar con la vida de un supuesto asaltante y asesino de mototaxistas, la noche del lunes se cobró la vida del extranjero que, supuestamente, trató de asaltar a mano armada, junto con un cómplice, a un agricultor del pueblo cuando este llegaba a su casa en el barrio 15 de Abril. Pese a que la Policía desde Cuatro Cañadas pidió que el brasileño les sea entregado, la turba consumó el hecho.

La víctima, Javier Flores Revollo, contó que los sujetos lo sorprendieron cuando estaba ingresando a su domicilio en su vehículo, que le pidieron saber dónde estaba el dinero y que le apuntaron con un arma de fuego en la cabeza. Sin embargo, él reaccionó rápidamente y evitó el ataque, tiró la llave del motorizado a la calle y activó la alarma, provocando la atención de la gente de la zona, que salió en su auxilio y desde ese momento se comenzó a tejer una nueva historia de violencia. La ausencia de Estado y el descontrol, acabó en un asesinato.

Videos e imágenes que ‘corrieron’ como pólvora por las redes sociales desde muy temprano muestran al brasileño hablando con sus captores, tratando de explicarles que él no era un asaltante, sino que estaba buscando conseguir el pago de una deuda y negando haber estado en poder de un arma de fuego. Esa versión no fue suficiente para aquellos que, luego de golpearlo, lo colgaron del tajibo que está a pocos metros de la Alcaldía y de la parroquia.

El fiscal departamental, Mirael Salguero, dijo que se conformará una comisión para indagar los hechos, pero que trabajará desde Santa Cruz en coordinación con el fiscal de San Julián, dado que en el lugar no existen policías.

Policía pidió que lo entreguen

“Llegamos al lugar e intentamos negociar con las personas, que no nos permitían acercarnos hasta el centro de la plaza. Nos quedamos a un costado hablando con la gente que estaba enardecida y no entendía de razones”, explicó el jefe policial de Cuatro Cañadas, Marco Antonio Enríquez.

El jefe policial, que comanda a 22 agentes desde Cuatro Cañadas, agregó que luego de una hora de su llegada la turba comenzó a dispersarse. “Llegamos hasta donde estaba colgado el brasileño, lo bajamos y lo llevamos hasta la morgue de Santa Cruz”, dijo y lamentó que en el lugar no hubiera cámaras de vigilancia que ayuden a identificar a los autores del crimen.

Dielfe Rentería, presidente del Concejo Municipal de San Julián, lamentó la actitud de la población que lo hizo autoridad con sus votos, pero dijo que solo es un grupo de personas que actúan de esta manera y que no es el sentimiento de todo el pueblo, aunque también reconoció que el silencio en este tipo de casos es común para mantener lejos de la justicia a los autores.

Benito Vela, dirigente de la Federación de Mototaxis de San Julián, también afirmó no estar de acuerdo con estos hechos. Cuando se le consultó si él se enteró de lo que sucedía en la plaza, aseguró que en ese momento estaba jugando billar y que no se enteró hasta cuando las cosas ya habían consumado.

Similares respuestas dieron algunas personas que ayer se acercaban hasta el pequeño árbol de tajibo para tratar de encontrar alguna seña de lo ocurrido, ya que cuando eran consultadas daban respuestas como “llegué ayer de mi chaco”, “me dormí temprano anoche”, “estaba en una actividad lejos del centro del pueblo”, o simplemente: “Sí, escuché algo, pero que no le di importancia”, cerrando así el ‘círculo del silencio’ que manda en San Julián.

Insisten en retorno de la Policía

Luego del linchamiento de mayo de 2017, la Policía de San Julián se replegó a la capital y meses después retornó, previo compromiso de las autoridades de darles las condiciones de infraestructura y logística para operar; sin embargo, hace tres semanas, tras el bloqueo carretero en la zona, circuló el rumor de la muerte de un transportista, por lo que las instalaciones policiales fueron dañadas y los policías volvieron a replegarse. Por esta razón no había policías en el lugar la noche del linchamiento.

Las autoridades municipales y las personas que viven en San Julián exigen que la Policía retorne a esa población. Rentería insiste en que están dadas todas las condiciones para que los policías vuelvan. Ayer por la mañana, funcionarios municipales acompañaron a EL DEBER para demostrar que el lugar no está deteriorado por completo, que las habitaciones y las oficinas no han sido quemadas, que los daños fueron en los vidrios, que ya fueron repuestos, y que las dos patrullas que dejaron ‘llantas hacia arriba’ están refaccionadas.

El comandante departamental de la Policía, Alfonso Siles, dijo que se analizará el retorno de los uniformados, siempre que existan las garantías para que desarrollen sus actividades sin restricciones.

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