El saldo de la intervención más osada de la Policía en la historia del penal más poblado del país, es de siete reos muertos y 24 personas (entre internos y policías) heridos

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14 de marzo de 2018, 13:20 PM
14 de marzo de 2018, 13:20 PM

La toma del penal de Palmasola, centro penitenciario que fue creado en 1989, tiene como finalidad principal acabar con un sistema corrupto y lleno de violencia, que reinaba en el centro de reclusión más poblado del país (en Palmasola conviven 6.718 personas, de las 18.041 privadas de libertad que hay en toda Bolivia).

El saldo, hasta el momento, ha sido de siete internos muertos, seis policías heridos (tres heridos de bala) y 18 reclusos lesionados, que se intentaron oponer a la requisa que la Policía y el Gobierno planificaron hace días. 

Como no había ocurrido nunca antes en los 29 años de funcionamiento de este reclusorio, que tiene el 70% de sus reclusos con detención preventiva y sin condena, hoy la Policía pudo ingresar a todas sus áreas y tomar control total de la infraestructura carcelaria del PC-4 o también conocida como régimen abierto, donde mandaban los reos y donde los privilegios se lograban gracias al monto de dinero que podían hacer circular los detenidos.

La decisión del Gobierno de tomar el control de un penal, donde se paga derecho por vivir, por recibir visitas, por tener algún objeto de valor e incluso hasta por poder dormir y donde el Estado permitió que la infraestructura sea construida por los mismos privados de libertad sin importarle de donde salía el dinero para hacer estas edificaciones, ahora se espera sirva para acabar con la corrupción de la que eran víctimas todos, familiares y recluidos.

Con las medidas asumidas desde el Gobierno ahora se quiere cambiar la historia de Palmasola, donde el silencio es la regla y la violencia manda, para intentar convertirla en un verdadero centro de rehabilitación de personas y dejar atrás el pasado de un lugar donde familias completas convivían en medio de miedos a los líderes de los reclusos, que siempre fueron reos condenados por hechos violentos que se paseaban por todo el recinto ostentando su poder y doblegando a quienes no lo querían acatar a fuerza de palos.

El motín de la semana pasada, que tuvo como pretexto la molestia de los reos que no querían cumplir las leyes y exigían quedarse con sus hijos dentro de la cárcel vulnerándoles el derecho a crecer en libertad, fue un boomeran para los propios internos, ya que permitió desvelar las verdaderas intenciones que tenía la 'rosca' que mandaba hasta hoy en Palmasola, que quería el poder hegemónico de los reclusos y de los números económicos que ellos significaban, para costear los lujos que hay en el recinto donde está un tercio de la población penal del país.

Aún nadie ha indicado cuál será el paso a seguir de aquí en más, ya que volver a permitir el mismo sistema que hasta ahora reinaba en el PC-4, sería volver al inicio de la historia de Palmasola, que todavía tiene como tareas pendientes poner la solución a los mismos actos de corrupción y violencia que se viven en el régimen de mujeres y en el régimen de máxima seguridad, Chonchocorito.