Los dolientes llegan con flores, velas, masitas y comida a los diferentes camposantos. El control en las necrópolis es riguroso. Ayer decomisaron algunas botellas de chicha y frascos con alcohol. En La Paz armaron mesas para recordar a los líderes 

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2 de noviembre de 2017, 16:00 PM
2 de noviembre de 2017, 16:00 PM

Desde ayer, miles de bolivianos llegan hasta los cementerios para honrar a sus seres queridos difuntos durante las festividades de Todos Santos y del Día de los Difuntos. En Santa Cruz de la Sierra, la visita se realiza en medio de un estricto control en los cementerios municipales, a diferencia de los clandestinos, donde no hay mayores restricciones.

Así se trate de un céntrico cementerio o de uno alejado, los dolientes llegan hasta allí llevando flores, velas, masitas y comida para acompañar a sus seres queridos y elevarles oraciones.  

Ayer, a primeras horas de la mañana, la Alcaldía cruceña desplegó personal a los 25 cementerios que están bajo su administración para que controlen el ingreso, así como el interior y los alrededores de estos lugares. Tenían la instructiva de evitar el ingreso de bebidas alcohólicas y de equipos de música, el pintado de tumbas a último momento, la venta y consumo de alcohol a 200 metros de las necrópolis y el asentamiento de informales.

Similar será el trabajo hoy, especialmente desde las 7:00 hasta las 22:00, que es el horario en que los camposantos estarán abiertos para que los dolientes visiten a sus difuntos.

En algunos cementerios se notó, además de los gendarmes y de los funcionarios municipales, la presencia de efectivos de la Policía nacional, que llegaron con el fin de precautelar el orden ante cualquier contingencia. 

“Todo se está desarrollando con normalidad. Los cementerios estarán abiertos de 7:00 a 22:00 este  2 de noviembre, estamos viendo que se acaten las restricciones y que la gente no realice trabajos de albañilería. Son unos 1.000 funcionarios que han sido distribuidos en los camposantos”, informó el director municipal de Cementerios, Ronald Romero.

EL DEBER llegó hasta los cementerios General, El Pajonal, Sagrado Corazón de Jesús (La Cuchilla) y Norte, lugares donde se observó un clima de tranquilidad y orden, igual que en el camposanto no autorizado Ambrosio Villarroel, donde no había control del gobierno municipal.

Durante la mañana,  la gente comenzó a llegar  poco a poco a los camposantos, algunos para arreglar las tumbas y dejarlas listas para retornar hoy y otros porque fueron a velar las almas de los niños y de los difuntos adultos, ya que tenían previsto viajar o  visitar otros cementerios hoy o, simplemente, porque se dedicarán a descansar. 

No obstante, por la tarde, la afluencia fue mayor debido a que muchos asistieron a los cementerios al salir de sus fuentes de trabajo, pues rigió el horario continuo en las instituciones públicas. 

Antes de ingresar, los dolientes debían pasar por el control de los gendarmes, que revisaban las pertenencias, principalmente las carteras, mochilas y bolsones. 
En el cementerio Sagrado Corazón de Jesús, hasta las 18:00  se había decomisado pinturas, además de tres botellas de chicha colla, dos frascos de alcohol y una lata de cerveza. 

Rezos y masitas

Haciendo un ruedo, María Teresa Ribera y sus familiares, inclinaron el rostro para orar por el alma de su padre, Odín Ribera, que falleció cuando ella tenía 15 años, y de su mamá, Casilda Espinoza, quien no está con ellos desde hace cinco años, además de su sobrino. Luego compartieron las galletas, tantaguaguas y dulces que tenían en la mesa que armaron previamente a los ‘pies’ del mausoleo familiar. 

Esta familia fue una de las que se dio cita ayer hasta el cementerio Sagrado Corazón de Jesús (La Cuchilla) porque hoy no podrán hacerlo. “Vivimos en Cotoca y quisimos aprovechar esta jornada para venir y evitar el gentío que hay en el Día de los Difuntos”, dijo María Teresa.

Hasta La Cuchilla también llegó Julián Checa, acompañado por varios miembros de su familia. Fue a rezar a la tumba de su hija, que falleció este año en un accidente de tránsito. Llevaron flores, prendieron velas y compartieron masitas y gaseosa en su honor. Fue un momento de recogimiento espiritual y acompañamiento familiar por la reciente partida de su ser querido. “Hemos venido a acompañarla porque nos iremos a Pailón. Allí está enterrada mi madre”, comentó don Julián. 

En El Pajonal estaban Martina Suárez y su hija, que fueron a limpiar el mausoleo familiar para que esté listo para hoy. Aprovecharon para colocar flores y encender velas. “Queremos dejar todo listo para volver mañana. Mis hermanos también vendrán, como todos los años”, dijo.

A su vez, Margarita López llegó hasta el cementerio Ambrosio Villarroel para  limpiar la tumba de su hijo y elevar algunos rezos para su alma. Pidió un mayor control en el lugar, donde ya no queda mucho espacio para enterrar a más muertos.

En el cementerio Amboró, ubicado en  Los Lotes, los dolientes pidieron al municipio que drene el lugar, pues algunas tumbas están en medio del agua. Este camposanto, que se encuentra en un lugar bajo, fue desaguado la semana pasada, pero se volvió a inundar con la última lluvia.
Los rezadores también estuvieron recorriendo las tumbas para orar a cambio de algunas monedas o masitas.