La Fiscalía continúa con las pesquisas de lo ocurrido y no se descartan más implicados. Las pericias que se realizaron en el lugar del levantamiento del cadáver, arrojaron evidencias de lo que en verdad pasó

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19 de mayo de 2019, 21:50 PM
19 de mayo de 2019, 21:50 PM

Javier Enrique Campos Gutiérrez, el joven de 20 años que presuntamente fue asesinado la noche del 14 de abril al caer del piso 12 del edificio de departamentos Guapay, en 2017 compartió la lucha por dejar las drogas junto a uno de los cuatro acusados por su crimen y que resultó ser el hijo del dueño del departamento donde ocurrió todo.

Campos conoció a Sergio Edil Aponte Fuentes, uno de los tres sindicados por la Fiscalía como autores materiales del asesinato, cuando ambos fueron llevados por sus familias al programa de rehabilitación de las drogas Operación Rescate, que es parte de la iglesia Tiempo de Cambio.

“Cuando nos dimos cuenta de su problema con las drogas decidimos enviarlo al centro de rehabilitación, donde poco más de tres meses antes de que salga mi hijo conoció al señor Aponte y desde allí comenzaron a relacionarse”, recordó Felipe Campos, el papá de Javier, que antes de confirmar este primer encuentro entre su hijo y uno de sus posibles asesinos, reflexionaba sobre la falta de control que tenemos los padres hacia los hijos, que cuando salen a la calle se ven fácilmente envueltos en las drogas y el alcohol.

“Cuando ya los dos estaban fuera del centro, Javier se encontró varias veces con Sergio (Aponte) y como la tentación era permanente, volvieron a caer en el consumo de drogas y de bebidas alcohólicas”, comentó el papá del fallecido y recordó que el centro donde llevó a su hijo para su rehabilitación, era como una cárcel donde solo recibían visitas los días miércoles de cada semana.

Al parecer, los meses de encierro para dejar las drogas, no fueron suficientes para ‘tejer’ una verdadera amistad entre Javier y Sergio. Los testimonios hasta ahora colectados en la investigación del caso y la reconstrucción de lo sucedido, muestran al hijo del dueño del departamento agrediendo verbalmente al joven, que luego cayó desde la terraza del piso 12 instigado también por otras personas.

Además, el relato de la muchacha que fue parte del junte para beber y drogarse, donde testificó que acabó siendo víctima de una violación múltiple, describen a Sergio como un hombre violento, que increpó y empujó al fallecido en varias oportunidades, luego de que Javier recriminara al grupo por el estado en que había encontrado a la muchacha, que él invitó al encuentro y que supuestamente era su corteja.

La fiscal Delmy Guzmán, encargada de las pesquisas del caso, indicó que se siguen colectando los elementos necesarios para descubrir la verdad de lo ocurrido y determinar, con mayor certeza, el grado de participación de todos los procesados.

La representante del Ministerio Público, también confirmó que se inició una investigación de oficio en torno a la violación de la que fue víctima la muchacha, que aún sufre las secuelas del abuso sexual.

La procesada que es testigo

La joven de 18 años, que llegó hasta el edificio Guapay la noche del 14 de abril, es aún una de las procesadas en la muerte de Javier, ya que era una de las cinco personas que estaba con el muchacho antes de su muerte.

La Fiscalía todavía necesita validar el testimonio de la muchacha, a través de una pericia sicológica, ya que se mantiene como implicada en la muerte de Javier y es necesario que su versión sea sometida a una validación científica.

Sin embargo, la muchacha luego de ser violada por dos de los jóvenes en el baño del departamento, fue testigo del momento en que agredieron a Javier y lo hicieron caer desde la terraza del departamento. Estuvo con sus violadores e implicados en el crimen de su amigo, mientras limpiaban parte del desorden dejado hasta ese momento en el lugar y como ella relata, fingió estar desorientada por temor a seguir la misma suerte de Javier, quien horas antes la había presentado como su corteja para que la respeten los demás.

La joven de 18 años contó que salió del edificio alrededor de la una de la madrugada del 15 de abril y que Aponte, a quien identifica como el hombre que llevó a todos los varones hasta una casa, fue también quien se quedó con ella toda la noche en su domicilio particular, donde vive con sus padres.

Durante esas horas contó que fue nuevamente abusada sexualmente y que pasadas las 10:00, los padres del implicado en este hecho ingresaron al cuarto donde había estado ella y lo despertaron, para preguntarle por lo ocurrido la noche anterior en el departamento del edifico Guapay, ya que fueron informados sobre el cadáver de Javier.

Antes de salir de la casa, la joven cuenta que fue amenazada por el dueño del departamento donde pasó todo y su abuela, con la que vive, testificó que la muchacha se encerró por una semana en su cuarto y que recién contó todo lo que le había pasado y visto, cuando la semana pasada la Policía dio con su paradero, ya que era considerada como una cómplice de homicidio.

Las pistas que dio el cadáver

Hay una frase que se utiliza mucho en la Policía como una metáfora investigativa, ya que indican que ‘los cadáveres pueden hablar’.

Cristian Sánchez, jefe del Instituto de Investigación Técnico Científico de la Universidad Policial (Iitcup), dijo que ese adagio investigativo cobró fuerza cuando hicieron el levantamiento del cadáver de Javier y vieron cómo había quedado en la loza de la terraza del piso 3 donde cayó.

“La posición en la que estaba el cuerpo no era la usual de un suicidio, desde ese momento se presumía que existió la participación de terceros que precipitaron el hecho”, explicó el perito y agregó que esta duda, sumada al testimonio de la joven violada y a las versiones de los procesados, permitió determinar pericialmente que Javier no se suicidó como decían los detenidos.

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