El juzgado del menor aduce que faltó un informe de riesgo social de la Defensoría de la Niñez, para que el adolescente pase a tutela del Estado. Desde la institución edil señalan que no los notificaron. El joven se marchó de manera irregular

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25 de marzo de 2019, 3:42 AM
25 de marzo de 2019, 3:42 AM

El año pasado, un grupo de voluntarios que apoyó a un adolescente de 14 años para dejar la calle denunció que luego de tres meses de rehabilitación en el hogar Techo Pinardi, el muchacho fue retirado de allí por su progenitor y que había riesgo de que volviera a recaer en el consumo de drogas y a vivir en situación de calle. En noviembre, EL DEBER publicó una nota alertando de esta situación, además de la preocupación de los voluntarios de no conocer el paradero del menor.

La anterior semana, el muchacho fue encontrado consumiendo clefa y en situación de calle, durmiendo en medio de cartones en un cajero automático, en inmediaciones de la avenida Alemana y cuarto anillo.

Al ser consultada sobre el caso, la juez del menor, Shirley Becerra, lamentó que se agrave la situación del afectado, que ya había sido encaminado en su rehabilitación y se tenía la esperanza de ‘salvarlo’ de la calle.

Señaló que el progenitor fue insistente en llevárselo y tenerlo a su cargo, comprometiéndose a darle todos los cuidados que exige la ley, pero a los pocos días, el muchacho volvió a la calle.

El 1 de noviembre del año pasado, el juzgado segundo del menor solicitó a la Defensoría de la Niñez un informe sobre la fuga del menor del hogar Techo Pinardi, de donde había salido de forma irregular, señalando que faltaba la declaratoria de acogimiento temporal del menor (es decir que pase a tutela del Estado), toda vez que en ese juzgado cursa un proceso por riesgo social del muchacho al estar bajo la responsabilidad de su padre. Sin embargo, el juzgado no tuvo respuesta a esa petición.

Al respecto, Rossy Valencia, de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia señaló que no se les había notificado sobre la situación del muchacho y lamentó que este hecho se dio debido a una salida irregular del menor del centro donde estaba rehabilitándose.

El 26 de octubre pasado, EL DEBER consultó sobre el caso al Servicio de Políticas Sociales (Sedepos) de la Gobernación, puesto que el hogar en el que el menor se rehabilitaba trabaja en convenio esta instancia. En aquella ocasión, Vanessa Bermúdez, responsable del programa de Niños y Adolescentes en Situación de Calle, dijo que las salidas de los menores eran responsabilidad del director del hogar.

Muchas personas voluntarias que asistieron al menor con una beca deportiva, indumentaria, desintoxicación, vitaminas, alimentación y transporte a un centro de entrenamiento, incluso una de ellas se ocupó de tramitar su certificado de nacimiento.

Vania Escalante, una voluntaria que trabaja con los niños de la calle y que conoció de cerca el caso del menor en cuestión, lamentó que por falta de acción de algunas instituciones todo lo que se había avanzado en la recuperación del muchacho, hubiera vuelto a cero.

Dispersos por la ciudad

En un recorrido realizado por EL DEBER dentro del segundo anillo, se evidenció como principales puntos de concentración de consumidores de clefa la plazuela detrás de la exterminal, la avenida Cañoto, la zona del mercado Florida y el Cementerio General, en el primer anillo, mientras que en el segundo están en la Madre India, Omar Chávez, Piraí, Roca y Coronado, Beni, Alemania, Mutualista, Paraguá y San Aurelio. En estos puntos se puede ver en su mayoría adolescentes y niños, exceptuando detrás de la exterminal, y en la avenida Omar Chávez, tanto en el primer como en el segundo anillo, en que los consumidores son mayores de edad.

Glenda R. atiende un snack detrás de la exterminal, señala que alguna vez ha observado cómo, a plena luz del día, alguien llega con una mochila o bolsa en la que cada uno del grupo va metiendo la mano y sacando una botella de soda de medio litro cargada con clefa, y luego pagan al proveedor.

En el mercado Florida, donde el 12 de marzo se aprehendió al adolescente de 14 años vendiendo droga a un grupo de niños, doña Irma M., una comerciante, cree que el vendedor pudo haberse ‘dormido’, pues a las 7:30, cuando la Policía lo capturó, era una hora demasiado evidente. “Por lo general hacen esas cosas de madrugada o tarde de la noche, no de día”, asegura la mujer, quien conoce de eso por comentarios de gente del mercado.