A raíz de ello viven en constante emergencia, demandando ayuda a la comuna. Los urbanizadores incumplen el Código de Urbanismo y Obras, pues no dejan espacio para construir canales de drenaje y frenar el problema de cada lluvia

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13 de enero de 2019, 19:08 PM
13 de enero de 2019, 19:08 PM

En cada temporada de lluvias el problema de inundaciones es el mismo en la capital cruceña, porque se ha detectado que por lo menos 45 barrios, en los distritos 6, 7, 8, 10 y 12, se han levantado en lechos de antiguos ríos, arroyos y quebradas, además de lagunas naturales y tejerías.

Las que más sufren son las familias de escasos recursos, las cuales cayeron presas del engaño de loteadores y de propietarios urbanizadores que, sin escrúpulos, eligieron este tipo de terrenos para dividirlos sin ningún criterio o asesoramiento técnico y venderlos, aprovechando la época seca cuando no se nota que puede haber problemas.

Una de las afectadas con las últimas lluvias es Elena Apaza (40), una madre soltera de tres hijos y uno que viene en camino, pues tiene ocho meses de gestación. Ella desde hace cuatro años llegó a construir su casa en el barrio San Luisito, el mismo que fue urbanizado en un pozo de una antigua tejería. La mujer, luego de la lluvia del 31 de diciembre del año pasado, tuvo que dormir durante una semana con el agua que le llegaba a los tobillos, pues no tiene familiares en la ciudad para que le den cobijo mientras el terreno era desaguado por personal de la Alcaldía.

Para paliar la contingencia, la comuna destina maquinaria, como retroexcavadoras, para hacer canales improvisados en procura de desaguar los barrios, como sucedió con Campeche, California, San Luisito, Unión Terrado, El Quior, Cupesí I, Turere y Mineros, todos en el Plan Tres Mil, pero las tareas duran hasta dos días, pues se debe buscar una pendiente para construir la cuneta.

El subalcalde del D-8, Jesús Álvarez, es optimista, pues está seguro que en el plan maestro de drenaje hay dos canales importantes que pueden desaguar los barrios más problemáticos que precisamente están en su zona.

Sin embargo, para urbanistas e ingenieros, como Fernando Prado y Javier Mendívil, la ciudad no puede resistir una precipitación torrencial de tres horas donde caigan hasta siete centímetros de agua, debido a que no hay un plan maestro de canales de drenaje, o porque los existentes no han sido edificados acorde con el caudal de las lluvias o porque están llenos de maleza o basura.

Afectados

Pero pregonar la antigüedad del barrio no le quita el riesgo de sufrir inundaciones. Precisamente San Luisito tiene 21 años, donde viven 800 familias y abarca tres unidades vecinales, pero se construyó sobre unas pozas de tejerías y lagunas naturales que eran reguladoras de aguas de lluvia.

Lamentablemente, para darle validez hace más de 15 años la comuna construyó dos aulas para la escuela de la zona, las mismas que nunca se utilizaron porque siempre estuvieron en medio del agua.

“El dueño de estas tierras las vendió como lotes sin importar la poza y donó cinco hectáreas para área verde, pero dos de las cuales fueron ocupadas como viviendas. Ahora tenemos constantemente familias en emergencia en cada lluvia, por ello pedimos atención de las autoridades”, indicó Braulio Machicado, dirigente vecinal.

A 2,5 kilómetros de la poza de San Luisito se halla el antiguo cauce del río Piraicito, donde también hace más de dos décadas se asentaron vecinos llegados del interior para formar el barrio Mineros, el cual en cada lluvia tiene problemas de inundación.

Pese a la canalización del cauce, pero con otro trazo, el agua regresa por el antiguo lecho, ocasionando molestias en los vecinos, que culpan a las autoridades porque no les dan soluciones.

En el espacio destinado para el área verde se han construido un edificio escolar para el colegio Simón Bolívar, y a su lado un instituto tecnológico, dejando el resto para una cancha de fútbol que más parece una piscina olímpica.

“Si la Alcaldía no resuelve el problema de una calle con salida, trabajo que venimos pidiendo hace 12 años, lo haremos por nuestra cuenta. Tampoco no descartamos iniciar una huelga de hambre en la plaza 24 de Septiembre”, anotó Mario Villarroel, exdirigente de la junta vecinal.

Críticas

El urbanista Fernando Prado lamentó que la municipalidad no haya intentado hacer un plan maestro de drenaje, solo se conformó con hacer obras parche. “Solo llevaban el agua más allá, a los barrios que antes no se inundaban, pero ahora sí. Nunca debieron autorizar asentamientos en zonas bajas”, agregó el profesional.

El ingeniero civil Javier Mendívil coincide con Prado en que el drenaje es producto de la improvisación, donde a los urbanizadores no se les obligó a dejar espacio para los canales. “El Código de Urbanismo y Obras no se lo cumple. Hay urbanizaciones cerradas que han sellado ríos. Los canales no funcionan a requerimiento de la urbe, pues llevan el agua a los municipios vecinos y no piensan en la metropolización”, acotó Mendívil.