El departamento lidera el índice de obesidad en el país debido a la mala alimentación de sus habitantes. Un endocrinólogo afirma que el fenómeno tiene varios componentes

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15 de octubre de 2018, 9:00 AM
15 de octubre de 2018, 9:00 AM

La forma como se están alimentando muchos habitantes de Santa Cruz ha llevado al departamento a liderar el porcentaje de obesidad en Bolivia, pues el 32,5% de su población (alrededor de 600.000 personas) sufre de este fenómeno que menoscaba la calidad de vida.

Esta y otras cifras preocupantes (ver infografía) fueron dadas a conocer la noche del jueves en el conversatorio denominado Obesidad, un problema cruceño de peso, realizado en el salón auditorio del módulo 283 de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, promovido por la Fundación Tierra, que también puso en el tapete la hipótesis de que hay productos agropecuarios que llegan a la mesa del consumidor con un nivel elevado de residuos químicos, lo cual también afecta a la salud.

En la reunión en la que se compartieron visiones sobre el tema se puso de relieve que no hay una intervención de entidades de regulación del Estado sobre la calidad de la oferta de los alimentos.

“Desde muy chiquito tenemos una educación inconsciente de que todo se resuelve con la comida. La ausencia de los padres, el dolor, el abandono, el afecto, la ansiedad se los arregla comiendo. El comer es parte de una expresión cultural de afecto. Cuando encontramos a un amigo hay que ir a comer. Cuando queremos celebrar algo, vamos a comer y no siempre escogemos bien el qué comer. Buscamos algo que sea sabroso, que sea relativamente económico, y, en muchos casos, terminamos con los anticuchos de jiba, con los pollos a la broaster o con las hamburguesas”, dijo Alcides Vadillo, director regional de la Fundación Tierra.

Entre los años 2008 y 2016 el porcentaje de personas con sobrepeso disminuyó de un 32% a un 30,6%, mientras que la población de obesos aumentó de 23,1% a 32,5%. La disminución del porcentaje de las personas con sobrepeso, según el estudio presentado por la fundación, no significa que hubieran mejorado su condición física, sino que transitaron al grupo con obesidad.

Hay múltiples causas

El médico endocrinólogo Douglas Villarroel manifestó que el sobrepeso y la obesidad no se pueden atribuir a una causa, sino que tiene componentes genéticos, hormonales, metabólicos e incluso de medioambiente.

“Está el estilo de vida que tenemos las personas y el ambiente obesogénico en el que vivimos, un ambiente en el que se come de todo. Tener una alimentación grasosa o más saludable depende de la educación, que comienza desde la familia hasta el colegio. Luego influye mucho en la sociedad el estar bombardeado por publicidad relacionada con la comida y que, dentro de nuestra cultura, la gente celebra siempre alrededor de la comida y de la bebida”, indicó Villarroel.

El endocrinólogo reflexionó que nadie obliga a la gente a consumir los refrescos azucarados. Es del criterio de que mirar el problema desde una óptica regulatoria es una forma de involucrar a autoridades, pero es una vertiente que no debería explotarse ni darle mucho poder, puesto que se debería trabajar de una manera conjunta con todos los entes de la sociedad para educar desde la niñez a la familia para alimentarnos mejor y tener un estilo de vida más saludable.

En relación a los químicos, el médico dice que la mayoría ignoramos qué hacen los productores con los alimentos antes de llegar a nuestras mesas. “Sabemos que les ponen químicos para garantizar la producción de las frutas o las verduras y, con certeza, hay personas más susceptibles que otras de enfermarse por esto", subrayó. Vadillo admite que en el país no hay estudios que demuestren que los agroquímicos estén causando males graves.

Siempre buscamos lo sabroso y acabamos en los anticuchos de jiba, en los pollos o en las hamburguesas”