Un grupo de voluntarios alistan una guía validada por médicos para orientar a los padres sobre nutrición y sicológica. Además, hay capacitaciones y se contrató un chef para la alimentación diaria en el hospital

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16 de junio de 2019, 16:00 PM
16 de junio de 2019, 16:00 PM

El pequeño hijo de Gladys Ábrego, muy delgado y sin cabello, esperaba en el ingreso de Pediatría del hospital Oncológico, la fecha para su segundo periodo de internación. Desde que le diagnosticaron leucemia (cáncer en la sangre) estuvo internado cuatro meses, pues sus defensas estuvieron demasiado bajas. Su madre reconoce que la alimentación de ambos, por desconocimiento, era con muy pocos nutrientes, recién hace un mes, están comenzando a hacer cambios en su dieta.

La alimentación, algo cotidiano que con frecuencia se descuida, es uno de los pilares para apoyar el tratamiento (quimioterapias) de pacientes con cáncer. Esto lo entendieron muy bien, gracias a la guía de los médicos y los voluntarios del proyecto Nutrir la Vida que trabaja involucrando a los pacientes pequeños, familias y especialistas, enseñando a preparar comida nutritiva a bajo costo.

Incluso se reduce la internación

“¿De qué sirve el tratamiento si no se acompaña con alimentación? Las madres necesitamos una guía desde el inicio”, afirma una de las progenitoras que asiste a los talleres del programa. Luisa Contreras reconoce que lo que más les costó fue buscar formas atractivas de preparación para que su hijo consuma verduras hervidas.

Carmen Herrera, directora ejecutiva de la Asociación Nuevos Pasos, que impulsa el proyecto, enfatiza que desde el inicio se decidió que participen de los talleres de preparación de alimento los pequeños pacientes, para que junto con ellos se busque la forma de hacer más atractiva la comida nutritiva; por ejemplo, las verduras en cremas o los panques con verduras. Además, de las diferentes cocciones para conservar nutrientes y sabor de los alimentos. También se enfatiza en la higiene e inocuidad para la preparación.

“Solemos usar los mismos ingredientes, pero preparados de distinta forma, todo hervido, cocinado al vapor, le damos color para que los pequeños encuentren más agradable la comida”, puntualiza Herrera.

La pediatra del Instituto Oncológico, Estela Coleoni, explica que en general la alimentación de los pequeños es deficiente y esto se evidencia en que, con frecuencia, antes de empezar el tratamiento, que como efecto secundario provoca la caída del cabello, ya tienen poco cabello, uñas quebradizas y piel seca, que son algunos síntomas de desnutrición.

La especialista resalta que una alimentación adecuada incluso reduce el tiempo de internación del paciente luego de una quimioterapia, pues fortalece el sistema inmunológico. “La alimentación es el pilar para sostener el tratamiento, el cáncer es una enfermedad que consume demasiado los nutrientes del cuerpo. La buena nutrición lo que hace es mantener al cuerpo en buenas condiciones para hacer frente a la enfermedad”, señala.

En el marco del proyecto, desde el inicio las madres y padres, e inclusive los niños, pasan talleres prácticos de cocina todos los sábados. En estos también se entregan gratis alimentos de costo elevado que son necesarios para la dieta de pacientes, tal es el caso del aceite de oliva, de coco o distintos granos.

Chef en el Oncológico

El trabajo que inicialmente estaba enfocado en cambios en la alimentación de pacientes con tratamiento ambulatorio, luego de algunos meses de ejecución dio un nuevo paso para también apoyar a los pequeños internados. Se contrató un chef para el Oncológico que a diario prepara comida para todos los menores de edad, con quienes se coordina el menú de desayuno y almuerzo.

El salario del profesional es pagado por instituciones que tienen alianza estratégica con el proyecto, aunque a futuro el objetivo es que sea contratado como personal de planta del hospital.

El proyecto además tiene otra meta a favor de los pequeños para este año, contar con un cocinero más.

La pediatra destaca que desde el hospital se impulsa con fuerza el proyecto debido a que es necesario enseñarle a los pacientes y sus familias, a cambiar sus hábitos alimenticios, pues evidenciaron que suelen estar acostumbrados a comer comida con pocos nutrientes como arroz con huevo o majadito. “Cambiar estos hábitos es una educación nueva (y necesaria) para soportar el tratamiento.

Una guía fundamental

La última propuesta de Nutrir la Vida es la elaboración de la Guía para las Familias, en esta se aborda no solo la parte nutricional sino también la sicológica y emocional. Aunque aún sin fecha de impresión.

Herrera remarcó que será una guía muy bien editada, validada con el personal médico, que se podrá entregar a las familias de niños desde el momento que sean diagnosticados para que sea mucho más fácil ayudar a las personas. “Evidenciamos que se necesitaba una guía que pueda ayudar a las familias a seguir adelante en distintos ámbitos de la vida. En esto ayudará el documento”, resaltó.

La guía también estará acompañada con recetas sencillas y prácticas para los niños.

Previo a comenzar la elaboración de este documento, hace algunos meses, los voluntarios de Nutrir la Vida, ampliaron su campo de acción, dictando también talleres en distintos ámbitos, por ejemplo, comunicación no violenta.

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