Es un paso para que se inscriban en el Registro Único de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana, para que puedan ejercer legalmente en sus consultorios. La medida apunta a ofrecer mayores servicios de salud

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9 de junio de 2019, 6:00 AM
9 de junio de 2019, 6:00 AM

Los médicos tradicionales, guías espirituales, parteras y naturistas de Santa Cruz son los primeros en el país en estar legalmente facultados para ejercer la medicina tradicional, luego de que el viernes el Servicio Departamental de Salud (Sedes) entregara, en un acto especial, resoluciones administrativas que autorizan su inscripción en el Registro Único de la Medicina Tradicional Ancestral Boliviana, dependiente del Ministerio de Salud.

Esta certificación, que permitirá acreditar sus consultorios a estos conocedores empíricos de saberes y prácticas milenarias ancestrales para la curación de enfermedades, se sustenta en la Ley Nº 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana y en su reglamento que fue aprobado el 17 de abril de este año por la ministra de Salud, Gabriela Montaño, mediante la Resolución Ministerial Nº 0193.

“Ustedes se convierten en los primeros en tener esta Resolución Administrativa para ejercer de manera legal y libre, cumpliendo las normas en el departamento de Santa Cruz. Tocará que los visitemos para ver las condiciones de trabajo en las que se desenvuelven y aprender muchas cosas que ustedes fueron adquiriendo con el pasar de los años”, manifestó Marcelo Ríos, director del Sedes, en el acto realizado en el coliseo Eugenio Verde Ramo de la calle Ingavi.

Riqueza ancestral

En Santa Cruz hay registrados 600 médicos tradicionales, parteras, naturistas y guías espirituales integrados en nueve asociaciones multiétnicas, nutridas de las cosmovisiones andinas y amazónicas, bajo las cuales aplican sus saberes trasmitidos por generaciones desde tiempos inmemoriales.

Es el caso de la partera Ana Pivondi Uramozana (62), natural de la localidad de San Pablo, ubicada en la jurisdicción de Ascensión de Guarayos, quien aprendió este oficio de su madre y sus abuelas, y ejerce desde sus 23 años. Ana afirma que ha ayudado a las mujeres de su pueblo desde joven, sin cobrar un peso, y lo sigue haciendo. Calcula que asiste a unas 20 pacientes por año, sin contar el trabajo