Las autoridades han comenzado a revisar al menos una decena de reclamos que las reclusas hicieron sobre cobros irregulares para ser pasadas al régimen abierto del PC-2 y por los pases al área de varones

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22 de noviembre de 2017, 10:00 AM
22 de noviembre de 2017, 10:00 AM

Luego de que en un reportaje publicado el fin de semana pasado EL DEBER hiciera públicos los reclamos de las internas que están recluidas en el penal de Palmasola, las autoridades penitenciarias ordenaron el cambio de la gobernadora del área destinada a las féminas, conocida como PC-2.

Aquella vez, las reclusas con las que este medio pudo conversar explicaron que, como sucede en el PC-4 de los varones, las nuevas internas comienzan sus calvarios de pagos irregulares una vez llegan a las puertas de Palmasola. Contaron que deben pagar entre Bs 500 y 1.000 para pasar a régimen abierto y no quedarse en los bloques con los que se inauguró el área femenina del penal cruceño en 1986, pequeños ambientes que ahora son conocidos como los ‘gallineros’.

El director nacional de Seguridad Penitenciaria, Miguel Ángel Irusta, dijo que se está trabajando en los cambios que pueden mejorar las condiciones de reclusión de las casi 400 mujeres presas, que conviven en un espacio que fue pensado solo para un centenar de féminas.  
“Las tareas de seguridad a cargo de los policías son muy difíciles, pero se está tratando de ejercer medidas estrictas de control para garantizar los derechos humanos de las internas y evitar que se cometan excesos”, afirmó el jefe policial y añadió que la nueva encargada de la administración en la cárcel de mujeres es la capitana Doris Ávila.

Por su parte, el responsable regional de la Dirección Departamental de Penitenciaría, Iver Melgarejo, indicó que espera un mayor control en las tareas de vigilancia del recinto carcelario y un buen desempeño de la nueva gobernadora.

Denuncias en proceso
Las reclusas, además de contar sobre los cobros irregulares a los que son sometidas por otras internas que detentan el poder dentro del penal, también denunciaron que se están utilizando mal los denominados ‘pases’, que no son otra cosa que las autorizaciones que se dan para pasar del PC-2 al PC-4, donde están recluidos los varones.

De acuerdo con los testimonios a los que accedió EL DEBER, estos permisos no son solo para las mujeres que tienen esposos recluidos, sino también para cualquiera que paga los Bs 400 para pasar hasta el otro ambiente de reclusión, sin necesidad de tener a su pareja encarcelada. 
Las autoridades penitenciarias ahora han puesto el foco en estos detalles y ya trabajan en el análisis de al menos diez denuncias, para determinar quiénes están involucrados en estos hechos.