Marcelo Araúz ya pasó las ocho décadas y sigue aportando al movimiento cultural de Santa Cruz que él mismo ayudó a dar forma y a tornarlo dinámico. Luzmila Ríos cambió su destino y ayudó a mejorar el mercado de El Trompillo

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22 de septiembre de 2018, 4:00 AM
22 de septiembre de 2018, 4:00 AM

“Santa Cruz me permitió dar mejor futuro a mis hijas”

Mientras se forjaba días mejores, Luzmila también ayudó a cambiarle la cara al mercado El Trompillo que hoy se precia de ser uno de los más limpios y saludables

Luzmila Ríos Herboso es madre soltera y ha sabido sacar adelante a su familia. Ha sido partícipe de los cambios que ha tenido el mercado El Trompillo, su lugar de trabajo desde hace 21 años; fue dirigente y ahora es propietaria de un local.

Quedó huérfana de padre y madre cuando tenía 5 años de edad. Luzmila Ríos Herboso nació el 29 de mayo de 1973 y desde pequeña sabe lo que es trabajar y ganarse “a pulso el plato de comida”.

Ella tomó eso como una lección de vida para fortalecer su carácter y trazarse metas que la llevaran a tener un mejor presente.

Con ese objetivo dejó su pueblo, Fortín Libertad, ubicado en la provincia Ñuflo de Chávez y a sus 22 años se vino a vivir a la capital. “Al principio fue muy difícil, no tenía familiares aquí y además no tenía estudios. Ese primer año trabajé como doméstica, pero era temporal. No quería quedarme así, sabía que debía estudiar. Lo primero que hice fue inscribirme a un Cema para ser bachiller, soy de la promoción 96”, dice mientras sonríe al recordar sus inicios en esta “tierra hermosa que me ha permitido crecer y en donde estoy criando a mis hijas de las que estoy segura les irá mejor que a mí”.

Luzmila se formó en una academia y aprendió el oficio de corte y confección.

Tiene su puesto en el mercadito El Trompillo desde hace 21 años, de los cuales 19 años está como propietaria. Durante ese tiempo ha sido testigo y actora de múltiples cambios que se han dado en este centro que ha sido nombrado por el municipio ‘Mercado Saludable’.

“Al principio todo era un arenal, yo siempre fui positiva y les decía a mis compañeros que aportáramos, que algún día nuestro esfuerzo iba a dar frutos”, dijo la mujer que también formó parte de la directiva gremial de este centro.

“Pusimos dinero, hicimos nuestro aporte para que se diera el enlosetado con el que contamos ahora. Con ello todos ganamos. Sumamos clientes y el mercado fue cobrando mayor vida. Al principio era silencio, no había ventas. Además, lo que hicimos ha permitido que todos los socios y propietarios nos veamos beneficiados no solo en las comodidades, sino que también nuestros puestos han subido de valor y los vecinos tienen un mejor servicio”, indicó.

Ella ve a Santa Cruz como una tierra de oportunidades en donde si las personas le ponen empeño pueden ganarse su espacio a pesar de las dificultades. “Desde donde me toca, no dejo de apoyar a la gente, a mis compañeros los impulso a no decaer. Somos inquietos, siempre buscamos la forma de cómo colaborarnos”, comenta orgullosa mientras abraza a su hija, Paula Andrea (20), que estudia Ingeniería Industrial y también sueña con un buen futuro para su pequeña Adriana (12)./Pablo Cambará

“La gente sigue haciendo cultura con pocos recursos”

Su trabajo en pro del arte y la cultura es innegable. Santa Cruz pasó de ser un departamento con poca producción cultural a ser un centro vertebral de la movida artística

 

Don Marcelo Araúz, a sus casi 84 años, sigue trabajando por la cultura

En la década de los años 60, don Marcelo Araúz Lavadenz viajaba continuamente a La Paz y allí sus amigos se burlaban porque si bien Santa Cruz estaba avanzando a pasos agigantados, la cultura, prácticamente estaba en el olvido. Eso comenzó a darle vueltas en la cabeza y así comenzó a hacer gestión cultural, convirtiéndose en un referente. Hoy, a sus casi 84 años, sigue remando en pro del arte, aportando no solo con buenas ideas, sino también con su trabajo y con su tiempo.

Nació el 20 de octubre de 1934 en Santa Cruz. Se crió en la casona de su padre, de 1901, en la Arenales y Beni, donde vive hasta hoy y pasó parte de su juventud en las tierras bajas de Palmar de las Islas. Su larga trayectoria en la cultura la inició como presidente de la Alianza Francesa, donde se abocó a los proyectos culturales. En 1979 lo nombraron director de la Casa de la Cultura y estuvo en el cargo hasta fines de 1991. Fue el gestor de la red de bibliotecas públicas y creador del Festival Sombrero e’Saó, del Intercolegial e Interprovincial de teatro, además fue uno de los fundadores de la Asociación Pro Arte y Cultura. Si se habla de los festivales de Música Renacentista y Barroca y del Internacional de Teatro, no se puede evitar pensar en él como un gran promotor de la cultura.

“Conseguimos fondos para crear unos 14 o 15 centros culturales en los barrios. Han pasado varias décadas y no se ha incrementado más, cuando deberían ser unos 100, como mínimo. No hay respuesta para una ciudad de dos millones de habitantes, pero me siento orgulloso de la gente que sigue haciendo cultura con pocos recursos”, explica don Marcelo, que hoy funge como director del Festival Internacional de Teatro.

Gracias al trabajo que ha realizado en pro de la cultura, recibió el Premio Príncipe Claus de los Países Bajos, en 2002, y en Bolivia obtuvo, en 2003, el premio más alto, la Orden del Cóndor de los Andes. También recibió la distinción Símbolos patrios, que otorga el Senado. Algo que no debemos perder en Santa Cruz es el habla popular y, en su criterio, una forma de preservarlo es el teatro costumbrista. /Alicia Bress