La presión de los sonidos molestos puede ocasionar pérdida de la audición y hasta el deterioro de la salud mental

El Deber logo
25 de abril de 2018, 12:00 PM
25 de abril de 2018, 12:00 PM

El caño de escape de un micro acelerando puede emitir un ruido de 90 decibeles (dB), una amoladora o un taladro neumático a una distancia de cuatro metros llega a producir 100 dB y un avión despegando, unos 140 dB. Son sonidos no deseados que pueden causar deficiencia auditiva significativa y otros daños a la salud mental, según expertos locales y la Organización Mundial de la Salud.

La zona urbana de Santa Cruz de la Sierra no escapa a este fenómeno que provoca cada vez más estrés, irritabilidad, insomnio, dolor de cabeza, mareos, hipertensión, entre otros, aseguró el neurólogo Germán Antelo.

Estos ruidos los generan talleres, fábricas, carpinterías, barracas, locales nocturnos, fiestas domiciliarias y celebraciones al aire libre con estallidos de fuegos artificiales incluidos, sin límites a no ser que el vecino afectado notifique el exceso a la Alcaldía.

Por ejemplo, en el tercer anillo externo, zona del barrio Alto San Pedro, las aceras son tomadas cada mañana para trabajos de metalúrgica o ferretería, mientras que por las noches se siente el ruido que proviene de las rocolas y locales bailables. Para René Troncoso, dirigente gremial y vecino de Alto San Pedro, este es el precio que tienen que pagar por vivir en una de las zonas comerciales más pujantes de la ciudad. 

“Las autoridades deben hacer respetar las normas. Que cierren los locales a determinadas horas y clausuren a los que incumplan. Los ferreteros son un mal necesario, porque hacen ruido pero también ayudan”, opinó.  

El subalcalde del distrito 4, Carlos Alberto Méndez, estimó que el barrio Alto San Pedro es uno de los más ‘bulliciosos’, pero aseveró que se hacen operativos en coordinación con el SER para medir decibeles. “Hace poco cerramos locales en la avenida Tomás de Lezo”, dijo la autoridad.

Más de lo sugerido por la OMS

La OMS ofrece una guía para diferentes ambientes, como recomendaciones, pero cada país establece sus niveles límite. Por ejemplo, para áreas exteriores recomienda 55. Por la noche, sugiere 45 decibeles, explicó Eidy Schmitter, directora de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Uagrm.

José Carlos Anaya, jefe del Departamento de Control y Regulación Ambiental de la Alcaldía, manifestó que la ordenanza 056/2007 regula que la presión sonora en el ambiente en horas de la noche debe ser como máximo 55 dB y 65 de día.

Batidas contra los infractores

Anaya reveló que la Secretaría de Medio Ambiente recibe un promedio de cinco denuncias diarias de vecinos por ruidos molestos, las cuales se juntan para ejecutar operativos los fines de semana en coordinación con la Secretaría Municipal de Recaudaciones (SER) y con la Secretaría de
Seguridad Ciudadana.

“Trazamos una ruta con los datos de las denuncias y verificamos in situ los fines de semana; si hay infracción y el local no tiene licencia de funcionamiento, se clausura; si tiene licencia, se procede a una multa”, indicó la autoridad. Schmitter cree que en el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, la gente debe comenzar a respetar el silencio de los demás, y valorar los beneficios que trae para su vida.