(VER VIDEO) Son 700 privados de libertad los que trabajan en el penal. Gracias a ello, logran cambiar sus vidas, generan sus propios recursos y ayudan a sus familias

28 de abril de 2024, 9:00 AM
28 de abril de 2024, 9:00 AM

Para acceder al taller de carpintería del PC-4 en el penal de Palmasola, el más poblado de Santa Cruz, es necesario atravesar el muro perimetral que lo rodea de un extremo a otro. Una vez dentro, después de pasar por el estricto control policial en el ingreso principal, se pueden observar los espacios habitacionales de los reclusos, con personas sentadas en las aceras, así como un par de restaurantes concurridos, el frontis de una iglesia evangélica y una farmacia. Casi al llegar, se encuentra una cancha de fútbol con gradas techadas y rellena de arena.

Es cerca del mediodía en un día laborable, con el termómetro superando los 30 grados. Al llegar al galpón, varios artesanos trabajan en diversas piezas. Entre ellas se encuentran: camionetas, aviones, motos y pequeñas cajas grabadas con variados mensajes, así como tablas de madera con detalles únicos.

Algunos se dedican al lijado, otros dan forma a la madera con el cincel y hay quienes están en la etapa final del barnizado. También hay productos listos para la venta, colocados sobre sus mesas de trabajo o en improvisados mostradores; destacan: llaveros, rosarios, crucifijos, juegos de vasos y accesorios de cocina como fuentes, condimenteros, servilleteros, cucharas y cucharillas talladas. 


En la carpintería se fabrican una variedad de piezas de madera /Foto:Jorge Gutiérrez
En la carpintería se fabrican una variedad de piezas de madera / Foto:Jorge Gutiérrez

Al final de uno de los pasillos principales se encuentra Ismael (nombre ficticio), originario de El Torno, que se especializa en la fabricación de rosarios de madera. Esta Semana Santa ha recibido encargos de monjas pertenecientes a varias iglesias, quienes son sus fieles clientes. Antes de la pandemia, contaba con la ayuda de su único hijo para vender los rosarios fuera del penal, pero lamentablemente falleció a causa de Covid-19. Ahora está completamente solo.

Vende sus productos dentro del penal, en la feria permanente ubicada en el acceso principal hacia la Gobernación del penal de Palmasola, la cual abre de jueves a sábado durante todo el día; también comercializa sus productos en ferias itinerantes bajo la coordinación de Régimen Penitenciario de Palmasola.


Un interno muestra los rosarios de madera que elabora / Foto: Jorge Gutiérrez
Ismael (nombre ficticio) muestra los rosarios de madera que elabora en el taller de carpintería / Foto: Jorge Gutiérrez

¿Por qué es importante el trabajo dentro del penal?

La reinserción social es un pilar fundamental en el proceso de rehabilitación de los privados de libertad. En el penal de Palmasola, tanto para hombres como mujeres, el acceso al trabajo durante su tiempo de reclusión es un paso importante para su futura reintegración en la sociedad.

Mauricio Romero Catacora, director de Régimen Penitenciario de Palmasola, subraya la importancia de la capacitación como parte integral de este proceso de reinserción social. "Este cambio debe surgir de la conciencia del privado de libertad, y puede lograrse mediante la participación en diversos talleres dentro del penal", destaca la autoridad. En la actualidad, se ofrecen 70 talleres de trabajos manuales, con una variedad de materiales, como papel, plástico y metal; así como actividades de artesanía, carpintería y confección de accesorios en cuero y textiles, entre otros.

Estas iniciativas permiten a los privados de libertad generar ingresos tanto dentro como fuera del penal, lo que les proporciona la posibilidad de mantener a sus familias y los convierte en individuos productivos, a pesar de su encierro.

700 privados de libertad trabajan dentro de Penal

Actualmente, alrededor de 700 personas, entre hombres y mujeres, trabajan tanto directa como indirectamente dentro del penal de Palmasola.

Las ferias dentro del penal se realizan los días jueves, viernes, sábado y domingo a lo largo de todo el año. Es una vitrina permanente de exhibición para que los visitantes puedan comprar los trabajos de los privados de libertad. 

Dentro de Palmasola se venden los productos de los internos / Foto: Jorge Gutiérrez
Dentro de Palmasola se venden los productos de los internos / Foto: Jorge Gutiérrez

Además, sus trabajos se exhiben en ferias externas, que se realizan en la Manzana Uno (plaza principal 24 de Septiembre), en Emapa (ex edificio de correos) y dos puntos fijos: una tienda en el aeropuerto internacional de Viru Viru y otra ubicada fuera del penal de Palmasola.

En la Expocruz también disponen de un espacio. En  2023 lograron superar su récord en ventas con una recaudación de Bs 18.000.

¿Quiénes pueden salir a vender los productos?

Dentro del sistema penitenciario, la ley establece la presencia de procuradores jurídicos que residen dentro del penal y que salen diariamente para realizar trámites en los juzgados, la Fiscalía, servicios de mensajería y brindar apoyo externo. Estas personas, que han cumplido más de dos tercios de su condena y cuentan con autorización judicial, también se encargan de vender los productos en las ferias externas.


Para los niños elaboran aviones, tractores y camiones / Foto: Jorge Gutiérrez
Para los niños elaboran aviones, tractores y camiones / Foto: Jorge Gutiérrez


¿Cuántas horas de trabajo cumplen los privados de libertad? 

En los talleres de trabajo de Palmasola, los reclusos trabajan: 8, 10, 12 o 14 horas, y registran su actividad en planillas, las cuales les otorgan beneficios penitenciarios. Según explicó Romero, por cada dos días de trabajo, se reduce un día de condena o detención preventiva. 

Este beneficio es avalado tanto por el Ministerio de Trabajo como por el área de Trabajo Social del penal, quienes supervisan la firma de planillas en los diversos rubros existentes.

La historia de Raúl dentro del penal

A sus 42 años, Raúl (nombre ficticio) encontró en Palmasola una oportunidad para aprender un nuevo oficio: trabajar en cuero. Su motivación principal: brindar apoyo a sus dos hijos, a quienes dejó al cuidado de su familia fuera del penal. 

"El trabajo me ha ayudado a hacer más llevadero el encierro. No tenemos que dejarnos llevar por ‘la pensadora’ (pensar cosa malas)", comparte Raúl, quien llegó hace pocos meses al penal y aún no tiene sentencia. 




Sentado detrás de su puesto en la feria permanente del penal, Raúl muestra orgulloso las chequeras, billeteras, cinturones y monederos que elabora, tanto para mujeres como para hombres. Además, dedica tiempo a enseñar a otros reclusos el arte del trabajo en cuero. "Muchos llegamos aquí con temor, pero cuando aprendemos a trabajar, ya no somos las mismas personas", reflexiona.

Agradecido por la oportunidad de sustentarse dentro del penal, Raúl expresa su gratitud hacia quienes adquieren sus productos. "Agradezco a Dios por las personas que llevan nuestros productos. Que sean muy bendecidas, porque gracias a ellas nosotros nos podemos sustentar aquí adentro", concluye antes de finalizar la breve entrevista.