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6 de agosto de 2019, 13:24 PM
6 de agosto de 2019, 13:24 PM

Sin acceso a la prensa y con la necesaria traducción en lenguaje de señas para las y los testigos, comenzó en Mendoza el juicio por abusos sexuales cometidos en el Instituto Antonio Próvolo para niños hipoacúsicos contra dos curas y un jardinero.

El juicio por los abusos sexuales cometidos contra cerca de 28 niños hipoacúsicos en el Instituto Próvolo de Mendoza contará con un intérprete de señas para los testigos, víctimas y para el empleado acusado, quien también es sordomudo, según informó el Ministerio Público Fiscal, citado por la agencia estatal de noticias de Argentina, Télam.

El juicio oral tendrá en el banquillo de los acusados al sacerdote italiano Nicolás Corradi, de 83 años (en prisión domiciliaria), su par argentino Horacio Corbacho de 59 años, y un jardinero, Armando Gómez de 49 años (estos últimos dos ambos detenidos de forma preventiva). Los acusados enfrentan penas de prisión de hasta 20 años en algunos casos y hasta 50 en otros.

Los tres fueron llevados el lunes 5 de agosto ante la Justicia mendocina, acusados de abuso sexual agravado por el acceso carnal, abuso simple y corrupción de menores. Los casos se habrían extendido entre 2004 y 2016, mientras las víctimas eran menores de edad que estudiaban y dormían en los albergues del instituto.

El mayor escándalo por abusos eclesiásticos en la historia de Mendoza

Durante la primera jornada de juicio, cerca de una decena de personas se presentaron como querellantes para denunciar "abusos sexuales de manera sistemática". No obstante, serán alrededor de 30 en total los que declararán durante esta semana.

La investigación comenzó en 2016 a partir de la denuncia de un exalumno, que actualmente tiene 19 años, del Instituto ubicado en la localidad mendocina de Luján de Cuyo, cerrado desde diciembre de ese año. El joven denunció haber sufrido abusos por parte de Corbacho cuando tenía solo 5 años.

La causa ya tiene como condenado al monaguillo Jorge Bordón, de 51 años, quien confesó en septiembre pasado, durante un juicio abreviado, que fue autor de 11 abusos y tendrá que cumplir diez años de prisión. También hay imputadas en este caso: dos monjas fueron detenidas con prisión domiciliaria por el encubrimiento de los abusos.

Las causas en torno a los abusos en el Instituto Próvolo son tres. La que comenzó esta semana, otra vinculada a Kosaka Kumiko, la monja acusada de haber participado en episodios de vejámenes y corrupción de menores en el instituto, y una tercera, que todavía no fue elevada a juicio, e involucra a la exdirectora de la institución y a otra monja.

El caso llega hasta Italia e involucra al papa Francisco

La causa llamó la atención internacional cuando se supo que Corradi se había enfrentado a acusaciones similares en el instituto Antonio Próvolo de Verona, Italia, y el papa Francisco había sido notificado de que el sacerdote italiano administraba un centro similar en Argentina. Un dato que pone en una incómoda posición al religioso, acusado ya en otros casos de encubrimiento.

Paola González, madre de una niña de 16 años que presuntamente fue abusada sexualmente en el instituto Próvolo, apunta directamente al papa: "dos años y medio después y hasta el día de hoy, él (papa Francisco) no ha pronunciado una sola palabra de apoyo a los sobrevivientes de Provolo, ni ha repudiado a ninguno de los miembros de la Iglesia que perpetraron tales abusos".

Corradi se declaró inocente de cargos que incluyen abuso sexual agravado de menores y contacto sexual, mientras que Corbacho y Gómez, ambos argentinos, no prestaron todavía declaraciones. Se espera que el juicio dure más de un mes.

Cecilia, una de las madres víctimas, que se encontraba a las afueras del juzgado expresó a medios locales que, después dos años y medio y los obstáculos por parte del Vaticano, los padres tienen "la esperanza de que sea un juicio justo".

Un protocolo para las víctimas de abuso eclesiástico

Dos días antes de que comenzara el juicio en Mendoza, la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina publicó un protocolo de actuación para víctimas y sobrevivientes de abuso eclesiástico. Son 11 puntos con las recomendaciones que deben seguirse para preservar la integridad de quienes deciden denunciar en sede canónica.

El documento, basado en más de un centenar de relatos que son parte de las experiencias de quienes integran la propia red, describe las coincidencias en cuanto a la metodología utilizada por los abusadores -curas y monjas de la Iglesia Católica- para cometer los delitos y asegurar la impunidad de quien los comete.

Polémica ante una posible revictimización de los afectados

La segunda audiencia estuvo marcada por la espera de una resolución por parte del Tribunal. La defensa de los acusados solicitó que las presuntas víctimas declaren durante el juicio frente a ellos, a lo que se niegan tanto la querella como la fiscalía porque ya lo hicieron y consideran que implicaría condenar a los jóvenes a una especie de revictimización.

Los hechos de Mendoza se suman a la ola de casos que conforman una suerte de mapa mundial de abusos que durante décadas se mantuvieron ocultos y salieron a la luz en los últimos años.

Algo que para muchos hace particularmente perverso lo ocurrido en el Instituto Antonio Próvolo, no es solamente que las víctimas eran niños, sino que también eran discapacitados. Y a la ya difícil situación de relatar un abuso, se sumaban los propios obstáculos de su condición.

Con EFE, AP y Télam

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