Líder. Labró su destino con garra, aprendió, se capacitó y arremetió. Compró una propiedad agrícola, es productora de caña; invirtió en ganadería y hoy lidera CREA

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18 de septiembre de 2019, 9:39 AM
18 de septiembre de 2019, 9:39 AM

“Soy muy humana con todas las imperfecciones que pueden haber”, expresó con suavidad; se disculpó y solicitó que se le permita orar para pedir por ese momento y sabiduría a Dios para expresarse sin herir a nadie con sus palabras. Así arrancó esta charla.

Sylvia Daniella Monasterio Foianini, se formó como administradora de empresas y por circunstancias de la vida, aprendió el oficio pecuario; volvió a sus raíces, como cuando era niña, reaprendió a amar la tierra, los animales y las plantas. Se convirtió en cañera, ganadera y dirigente de una asociación sin fines de lucro, que reúne empresarios del agro, en su mayoría varones.

¿Reza cada vez que va a reunirse con alguien?

En este momento soy la presidenta de la institución CREA, donde son más los asociados varones, claro que hay mujeres, que van como esposas y otras, son titulares. Al iniciar las reuniones, primero levanto una oración, para que lo que manifieste en ese encuentro, sea lo más objetivo y que mi punto de vista no sea protagónico, porque no es mi interés, sino que realmente el mensaje que se dé sea liberado con un propósito.

¿No son muchas las mujeres en el sector agropecuario?

No hay muchas, pero las que estamos somos iguales que los hombres, ni más, ni menos. Personalmente, en alguna reunión o charla entre empresarios que nos desempeñamos en el mismo oficio, siempre trato de dar mi enfoque y contribución desde un punto de vista que complemente. Eso es lo que me ha permitido desarrollarme, con la idea de complementar, porque todos tenemos diferentes atribuciones y debemos aportar para crecer y ser mejores. No estoy para competir con los hombres, lo importante es que nos respetemos y consensuemos.

¿Es cruceña, dónde se crio?

Nací en Estados Unidos, pero cuando mis padres, cruceños ambos, se divorciaron, mi madre me trajo a Santa Cruz. Tenía como un año y hasta los 5 y medio vivimos en San Ignacio, Concepción y San Javier. Mis años de infancia están relacionados con la actividad del campo. Me formé en el colegio Santa Cruz Cooperative School y alternaba con colegios en Estados Unidos, donde radica mi padre, que es cirujano vascular; y salí bachiller aquí. Me trasladé a seguir la carrera de Administración de empresas en el país del norte y al final, logré concluir la carrera nuevamente aquí.

¿Cómo se volvió ganadera?

Me casé, tuve mis dos hijos, hice una maestría, y comencé a trabajar con mi padre, en una empresa de ganadería. Retomé mi identidad, eso me dio equilibrio y me fortaleció. Mi padre necesitaba asistencia, era por unos meses y me quedé más. Manejé tres propiedades, una de cría, de recría y una de terminación. Luego mi matrimonio terminó y papá no me apoyó en esa decisión que tomé.

¿Qué hizo?

Tenía algún dinero y decidí emprender como productora de caña de azúcar. Busqué incansablemente en Montero, una propiedad para comprar, la encontré, fueron 40 has. de caña y otras 10 más. Empecé, en el 2005. Mientras que mi sueño de ser ganadera persistía en mi cabeza. Fui a Fegasacruz y registré primero mi marca, sin tener ganado, ni propiedad. Luego compré mi primera propiedad ganadera, Arcoíris Este y luego Arcoíris Norte. Así es que me invitaron a ser parte de CREA.

¿Cómo ser mujer en un rubro de varones?

No hay que perder la feminidad. como me ven vestida, voy al campo, me cambio zapatos, entro al cañaveral, salgo, me limpio los pies con agua, me pongo los tacos y voy al banco, a reuniones o lo que tenga que hacer.

¿Qué siente ante el desastre de los incendios en la Chiquitania?

Hay personas que son expansionistas, otros conservacionistas y los intermedios. Yo, estoy a favor del cuidado y del valor de la naturaleza, soy consciente de que nuestra tradición oriental nace en función de nuestro entorno amazónico agropecuario. Tenemos que retomar el valor que tiene nuestra Chiquitania, nuestros bosques y todo el medioambiente. Si no entiendo el valor de las plantas, así como de los animales, porque no los conozco, ni crecí cerca de ellos, pues los voy a cortar o matar.

 

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