Precursora. Se hizo cargo de una empresa de adelgazamiento, pionera en el país. Esta visionaria contadora pública se propuso hacer exitosa esa firma. El centro médico Lain va rumbo al cuarto de siglo de existencia en Bolivia

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1 de agosto de 2018, 4:00 AM
1 de agosto de 2018, 4:00 AM

Lilian asocia su nombre con Lain, la compañía que la eligió hace 24 años para que sea la representante de un centro médico de enflaquecimiento con tratamientos ambulatorios, que nació en Montevideo, Uruguay. A dos años de abrir la sucursal en Santa Cruz, se inauguró la de La Paz. 

Le ha dedicado la mitad de su vida a esta corporación y ha aprendido a vivir de este programa o plan alimenticio, que no es exclusivo para las personas que tienen sobrepeso, es también para todos los que quieren seguir una nutrición saludable.

“En unos días vamos a presentar el testimonio de un joven que ha logrado reducir más de 100 kilos, él llegó pesando 206; tuvimos que comprar una balanza industrial para pesarlo. Fue una inversión que valió la pena porque él está con nosotros un año, es muy responsable con su alimentación y ha reaprendido a comer. Claro que le falta, pero ya es un ejemplo de constancia y voluntad para lograr lo que se propuso al acudir a nosotros”, cuenta la ejecutiva de Lain.

Heredia nació el 26 de enero de 1966 en la capital petrolera del país, Camiri, salió bachiller del colegio de los hijos de los petroleros, Abel Iturralde, e ingresó al politécnico de la Uagrm para formarse como contadora pública. Para obtener la licenciatura se mudó a la capital.

¿Cómo llegó a Lain?

Lain llegó a mi vida cuando yo estaba en los exámenes finales para obtener la licenciatura en Contaduría Pública. Había trabajado antes en una ONG y tenía experiencia laboral como auxiliar contable. Me incorporé a esta empresa, me capacité, le puse ganas, me puse la camiseta y luego me hice cargo de la sucursal Bolivia, ya que la casa central está en Montevideo, Uruguay.

¿Desde cuándo está la marca en el país?

Esta empresa comenzó a funcionar el 11 de abril de 1994 y la marca Lain se posesiona brindando un servicio que no existía en Santa Cruz ni en Bolivia en ese tiempo. Es un centro médico avalado por el Ministerio de Salud y el Sedes de la Gobernación, donde se puede acudir a bajar de peso no solo por salud, sino también por estética. Luego de dos años en Santa Cruz, se abrió la sucursal de La Paz.

Todo producto que lanzamos para apoyar a los pacientes tiene la autorización de las respectivas entidades de salud del país; que nos avalen estas dos instituciones es un respaldo para que los pacientes confíen en nuestro trabajo.

¿Sus funciones le exigen estar viajando constantemente?

A La Paz, estoy pendiente de esa sucursal porque enviamos reportes e informes del movimiento de la empresa, el desenvolvimiento y el desarrollo de nuestra utilidad diaria; porque trabajamos con una marca que se ha ganado un prestigio con 24 años en el país y 34, en Uruguay.

Cuidamos cada detalle, principalmente en el sector de la salud, porque trabajamos con programas perfectamente diseñados por especialistas médicos. En la central de Uruguay se crean y se elaboran los productos que utilizamos para los programas de adelgazamiento o mantenimiento de nuestros pacientes.

Cada producto, a la empresa le ha costado unos cinco años de pruebas para producirlo y lanzarlo, tiene registros exclusivos y son únicos de la marca.

¿Cuál es el equipo con el que cuenta el centro médico?

Trabajamos con médicos que capacitamos para que realicen el tratamiento de acuerdo al formato de la empresa. Tenemos nutricionistas, una sicóloga que nos apoya en el área de la motivación. Y en el área de aplicación de productos, tenemos auxiliares de enfermería, con registro en el Sedes y el colegio respectivo.

¿En 24 años de servicio debe tener anécdotas inolvidables de los pacientes?

Sí, una bonita es esta que recuerdo muy bien: Una señora con sobrepeso llegó hasta nosotros pidiendo ayuda porque eso le impedía embarazarse. Tenía como 25 kilos de más y solo rebajó cinco kilos y logró su cometido. No sabía cómo agradecernos y nosotros solo hicimos nuestro trabajo. Se fue feliz, pero le enseñamos y orientamos solo en la alimentación que debía seguir en su nuevo y anhelado estado.

Aprovecho para aconsejar a las mujeres que desembarazan y no pueden bajar los kilos que aumentaron, pueden venir después de los tres meses de dar a luz y planificamos cómo va a reducir y volver a ser la de antes.

Otra historia para destacar es la de un joven de 34 años que ha logrado rebajar la mitad del peso con el que llegó, ha perdido más de 100 kilos, y quiere seguir hasta pesar menos que ese número grande como es la centena. Es un logro que lo sentimos nuestro, nos alegramos con él, porque llevamos un año enseñándole y controlando su alimentación. En realidad no es controlar, sino reeducar a comer.

Los cambios de hábitos alimenticios deben hacerse antes de llegar a extremos que agraven nuestra salud.

¿Usted siguió algún plan?

En Lain aprendí a comer sanamente. Los eventos o fiestas que organizo se destacan porque invito muchísimas ensalada y proteínas, pero muy pocos carbohidratos.

He sido delgada toda mi vida, soy deportista, he jugado básquet en la selección de Camiri, cuando era estudiante, he viajado por todo el país gracias al deporte, soy fanática de este deporte y sigo jugando. Mis hermanos también son deportistas, es algo que llevamos en la sangre. En Camiri, tenemos una fraternidad que se llama Ruperto Heredia, el nombre de uno de mis hermanos que ya no está con nosotros, y organizamos campeonatos relámpagos, apoyamos e incentivamos a los hijos y nietos a que desarrollen esas habilidades y a llevar una vida sana.

¿Decir dieta asusta, Lain no dice esa palabra?

No es dieta, son programas alimenticios o planes adecuados a la persona.

Todos los alimentos saludables siempre deben estar en nuestra dieta diaria y hay otros que pueden solo estar en ocasiones especiales. Nada es difícil, es cuestión de mentalizarse y dejar las tentaciones para el fin de semana, me refiero a los postres o algún horneao típico.

La clave está en la cantidad, calmar la ansiedad y comer lentamente. Hay que aprender a comer y a masticar bien los alimentos.

La ansiedad nos hace comer cualquier cosa. No sabemos lo que comemos, menos los nutrientes que tienen lo que ingerimos.

Recordemos que lo más importante son las ensaladas de verduras y las frutas. Pero cuidemos la cantidad. También las frutas en exceso atentan contra nuestra figura, porque contienen azúcar.

La efectividad del tratamiento es de un 90%, el resto es porque la gente no cumple, deja el tratamiento y se va sin saber qué hacer para mantenerse. El tratamiento está tan bien diseñado que si uno termina el mismo, asiste a las consultas de apoyo y el médico le toma un examen sobre lo que aprendió en ese tiempo, no puede volver a subir de peso. Solo debe seguir el mismo plan de alimentación.

¿Quiénes cumplen más, los hombres o las mujeres?

Por mis años de experiencia, los hombres cumplen a cabalidad lo que se les indica y bajan más rápido de peso. Influye también el metabolismo de ellos y por ello logran lo que se proponen. Las mujeres transgredimos el plan y nos mentimos a nosotras mismas. Hay excepciones a mi regla, porque he visto damas con gran voluntad y compromiso, pero son las menos.

¿Con todo este trajín del trabajo y las responsabilidades de la empresa y de la familia, tiene tiempo para usted?

Soy amiguera, estoy en los grupos del colegio y juego pasanakus. Mis amigos dicen que soy la que une al grupo; yo creo que es un don, cuando apoyo alguna actividad, convoco al grupo y logramos lo propuesto. Es mi forma de ser.

Con mis hermanos nos juntamos para el 12 de julio (aniversario de Camiri) o para el 6 de agosto. La Navidad es sagrada, imagine 12 hermanos, hijos y nietos, más nueras y yernos. Cada junte es una fiesta.

Agradezco a Dios por permitirme esa felicidad. Así como una nueva oportunidad de disfrutarlos, luego de una enfermedad que puso a prueba mi fe en Él.

Seguimos adelante con mucha fuerza y amor.

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