Candidatas. De nuevo una mujer se lanza a disputar el liderazgo de la institución moral de los cruceños contra las estructuras de poder vigentes

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23 de enero de 2019, 4:00 AM
23 de enero de 2019, 4:00 AM

Son osadas. Lo fueron y lo siguen siendo. Hoy surge María Cristina Viscarra y se lanza de pecho a la piscina de los cívicos, donde solo han gobernado varones. Abrieron senda Anita Suárez de Leigue, Gueisa Melgar de Cronembold y Yolanda Landívar de Landívar, ocupando la segunda vicepresidencia en diferentes gestiones. Luego se planteó el desafío Alicia (Licy) Tejada, hace 22 años, y Ruth Lozada de Pareja, el 2011, que también intentó postularse, pero no logró consolidar su plan.

Son mujeres con currículum en las lides cívicas, comprometidas con la región y con los principios de todos los cruceños y tanto ayer como hoy pusieron el ojo en la silla principal del Comité Pro Santa Cruz. Quieren conducir el gobierno moral de los cruceños bajo la convicción de que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos de intentar asumir liderazgos en las instituciones.

Una líder que abrió senda hace más de dos décadas cuenta su experiencia mientras hizo campaña por ese espacio y una líder actual coincide en conceptos y desventuras al enfrentar los grupos de poder o clase dominante de una institución con 68 años de antigüedad.

Tras casi siete décadas en las que reina la testosterona en el Comité pro Santa Cruz, hace un mes apareció una dama, de 48 años, convencida de que tiene la capacidad de gobernar la entidad y demostrar que a pesar de sus estrógenos y progesteronas esta no es una disputa de géneros, sino de seres humanos con igualdad de derechos y condiciones.

Cristina Viscarra Gil

Las agallas de esta mujer no solo se manifiestan con sus declaraciones, gestos, mímicas, aspavientos e historial de servicio en las lides cívicas y políticas, desde su temprana juventud. Trabajó en los comités cívicos provinciales en el tiempo del presidente Germán Antelo y luego fue invitada a disputar un escaño en el congreso, como suplente de Antonio Franco, la postuló Consenso Popular en alianza con Unidad Nacional.

Fue diputada desde el 2010 hasta el 2014 y luchó por visibilizarse ante la prensa y sus colegas. Ese cargo le permitió continuar su trabajo por los ancianos desprotegidos, sin olvidar sus raíces cívicas. Se postuló como candidata a la Alcaldía de Santa Cruz por la Alianza Verde Republicana y luego se hizo a un lado por imposiciones que intentaban domar su espíritu libre y sus convicciones.

Cinco años después, Cristina contra ataca, pero esta vez puso el ojo en el Comité pro Santa Cruz y estos son sus fundamentos: “Nací en la vida cívica, estuve para la huelga de hambre de los escaños y en la época de las autonomías, he sido una mujer de lucha siempre, estuve en la evangelización de este tema y trabajé muy cercana a las provincias. Fui elegida diputada y apoyé a las personas de la tercera edad, vi la realidad de la salud, de la justicia y la educación.

Ahí dije esto tiene que cambiar. Tengo calle, sudé la blusa día a día y vi la necesidad de estar en un ente que pueda mostrarnos qué es lo que está faltando”.

¿Qué es lo que está fallando? En primer lugar la salud, no solo el servicio público, tampoco las cajas de salud y la ciudadanía tienen protección. No pasa nada porque nadie les mete juicio a las autoridades responsables. He detectado problemas en el tema de justicia y el gobierno moral de los cruceños puede ver esos temas macros y resolver esos problemas.

¿Y el Comité Cívico Femenino no le daría esa oportunidad?

En su estructura son puras instituciones de beneficencia social, no tiene las estructuras que tiene una sociedad, su función es como la primera dama de un presidente, por ello a mí me interesa el Pro Santa Cruz, ese es un escenario importante para fiscalizar y exigir a los tres niveles de gobierno que cumplan con sus competencias.

Dentro del Comité Cívico Femenino hay grandes mujeres, pero algunas no me apoyan. No pretendo que desaparezcan, ellas tienen su lugar y su razón de ser, han sido protagonistas de muchas luchas históricas de Santa Cruz. Las dejo al margen, en el buen sentido de la palabra, porque cumplen un rol distinto al que quiero.

Alicia Tejada Soruco

“Finalizando los 90 se vivía ese ambiente de estreno de tratados y convenios internacionales sobre mujeres, niños, medioambiente y pueblos indígenas. Teníamos la Agenda XXI de los pueblos del mundo y nuestra propia agenda, elaborada por los pueblos tercermundistas en foros paralelos. En Bolivia había ese ambiente con nuevas leyes, ratificación del Convenio 169 de la OIT, Sitios Ramsar, ley de Medioambiente, ley Forestal, Seguro Universal para las madres, participación popular, alcaldes indígenas, etc.

En ese ambiente nos constituimos como Nuevo Poder, con mujeres empresarias, activistas, periodistas y políticas interpelando la falta de apertura de la totalidad de instituciones cruceñas copadas por grupos de poder (logias) que nos impedían ir al ritmo del mundo y de los procesos democráticos”, cuenta la ambientalista.

Como estrategia, ellas plantearon participar en elecciones políticas y cívicas con sus propias candidatas. Así es que designaron a Tejada para la segunda vicepresidencia del Comité pro Santa Cruz.

Su desafío fue poner en agenda y debate grandes temas olvidados por los cívicos de la época, no logró el espacio, pero abrió una senda, a pesar del poco tiempo de campaña, por lo que los varones del ente cívico destacaron sus propuestas y participación.

Ruth Lozada hizo otro intento

En 2011, la expresidenta del Comité Cívico Femenino intentó tomar las riendas del Comité Pro Santa Cruz, pero su posible candidatura fue descalificada por tener militancia política, era asambleísta suplente de la agrupación Verdes. Ella manifiesta que eligió seguir en la carrera política y desestimó la senda cívica, aunque su corazón sigue en el Comité.

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