Multifacética. Hija, hermana, madre, amiga, sicóloga, periodista, escritora, política y educadora. Hoy habla del oficio que atrapa sus días y noches, el arte de la literatura

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12 de junio de 2019, 4:00 AM
12 de junio de 2019, 4:00 AM

Para describirla se puede tomar los títulos de sus novelas, seis hasta ahora, porque como ella dice: “siempre hay un poquito del autor en sus escritos”. Es así que Centa Rex salió de Los Mundos, miró por la Otra ventana, palpó el Paraíso de cartón, conoció la Zona rosa y, le dolió hasta el alma, se mojó con Las lluvias y acaba de dar a luz a Abril, palpando el otoño de la vida.

Dama de figura frágil y voz apacible, pero fuerte en convicciones y de grandes realizaciones. Nació en la cuna de la cruceñidad, San José de Chiquitos, aquel maravilloso paraje rodeado de bosques y cerros que impregnó su ser y marcó su niñez para siempre.

Se formó como sicóloga, hizo periodismo, se estrenó como literata hace más de 30 años, probó las mieles e hieles de la política ejerciendo como senadora y regresó. La ciudad de los anillos la acoge como siempre y hoy dirige un colegio; la educación va de la mano de la literatura, que ya nunca abandona.

Acaba de presentar Abril, su sexta novela, en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz 2019. Habla de esta nueva hija, de las anteriores, de otras historias y de lo que siente.

_ ¿Quién es Abril?

Es la protagonista y, además, la novela trata sobre el planteamiento existencial que tiene una mujer que pasó sus 50 o 60 años y que empieza a revalorizar todos los aspectos de su vida.

Abril, desde la dimensión tiempo espacio externo, no es solo una estación del año, el otoño; sino que también trae una rémora de hitos históricos, que marcan el destino de nuestro país, siempre tumultuoso: (9 de abril, 16 de abril). En estos espacios o hitos pueden leerse también los efectos del poder que tiene sus propios designios y que ejerce mandatos que intentan marcar nuestras vidas y dirigir nuestros destinos.

Desde estas dimensiones de nuestra existencia, Abril, rememora y vive en el tiempo de su otoño personal, sus propias luchas por la existencia, interpelando e interpelándose acerca de los vetos y las opresiones que han hecho carne y verbo en su vida.

Finalmente encuentra la fuerza de su rebeldía y el poder de sus sentimientos, recorre su propio camino hasta encontrar la dimensión del amor de la manera menos convencional e inesperada.

_ ¿Cuándo empezó a escribir? Creo que siempre tuve la disposición a escribir, de niña me gustaba leer, normalmente no es una inclinación frecuente en los chicos, pero yo pasaba mucho tiempo leyendo, mi abuela materna, una gran lectora, le encantaba mucho relatarme historias. Ella era Efigenia Peinado, tenía una capacidad muy grande para contar, y esa gente fascina, más en el alma y la mente de un niño, por ello, la considero a ella una gran influencia en mi vida.

_ ¿Qué historias le contaba?

De todo, por ejemplo, Las Mil y Una Noches, me contaba las novelas que leía, nos gustaba mucho el cine, veíamos películas juntas y hacíamos comentarios al respecto, y me contaba mucho su vida; a pesar que era una niña, ella tenía total confianza y me trasmitía sus propias experiencias.

Eso contribuyó a que siempre tenga la predisposición a escuchar a la gente y observar, por ello, nació también mi orientación vocacional para ser sicóloga.

_ ¿Cuándo nace la primera novela?

En 1985, mi padre fue operado del corazón en Chile, lo acompañé durante un mes en su recuperación y allá fui tramando la primera historia. Al regresar, el en avión, me dije que iba a escribir sobre los mundos de mis abuelos europeos, alemanes por mi padre y españoles, por mi madre y el pueblo donde nací y crecí.

En San José compartí con los nativos, viví las festividades religiosas, las tradiciones, la cultura y quise poner esas vivencias de mi niñez en el papel, cuando me senté frente a mi máquina de escribir, plasmé el cruce de esas culturas. Así nació Los mundos.

_ ¿Sus obras tienen siempre algo de su biografía?

Todas las novelas siempre tienen algo de uno. No existe ningún autor que no ponga algo de sus experiencias, nunca es del todo fantaseado, ni del todo real, porque cuando se escribe se hiperboliza, se amplían las situaciones con otras historias. En realidad, no se puede hablar de una biografía, porque pasan a sumarse muchas experiencias más que uno va recolectando en el día a día.

Pero la raíz esencial es cómo ha vivido el autor la vida, lo que ha experimentado y como nutre esos textos, mientras encuentra otras vidas que lo inspiren.

_ ¿Sus cuentos son para niños o adultos?

Toda mi escritura es para adultos, que tiene un enfoque como sicóloga, porque mi profesión me brinda herramientas para escrudiñar los procesos y vivencias interiores del ser humano, incluso lo inconsciente. Pero la literatura no es sicología, aunque estas herramientas ayudan y contribuyen.

_ ¿Quedó atrás la política?

Soy política como todos los seres humanos, pero no tengo un partido. Llegué al parlamento en el ejercicio político, no como una cuestión partidista, sino como parte de la inquietud que siento por la sociedad. Fue una experiencia muy enriquecedora, pero ya pasó.