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28 de mayo de 2019, 6:00 AM
28 de mayo de 2019, 6:00 AM

Varios municipios del país fueron a las urnas el domingo para aprobar o rechazar sus cartas orgánicas. Lo que se pudo advertir, después de este ejercicio de democracia participativa, es que un buen número de ciudadanos no tenía la menor idea de lo que estaba en juego. Muchos pensaron que se trataba de un POA municipal; otros votaron por afinidad política, no por el contenido. Pero no hay a quién culpar del desconocimiento, porque aparentemente las autoridades se desgañitaron socializando los documentos, en procesos que duraron años y demandaron grandes cantidades de recursos.

¿Democracia participativa? Someter al ciudadano común a entender asuntos que demandan formación, análisis y debate es un absurdo. La intención de empoderar al ciudadano fracasa cuando cunde la ignorancia. Sucede en todas partes. Hace años, a los bolivianos nos consultaron si el gas debía salir por Chile o no; hace poco, a los británicos les consultaron sobre el Brexit; y en la votación del domingo estaba en juego la aprobación de decenas de artículos bien ‘gajudos’. Quizá no hace falta ser experto en geopolítica, sociología o economía para decidir sobre todo aquello, pero si tuviéramos representantes políticos idóneos y honestos que lo hagan por nosotros, no habría necesidad de tanta pantomima inútil.

Celebramos el Día de la Madre como pocas otras fechas festivas. Agasajamos a mamá en el hogar, en las escuelas y en las empresas. Se estudia y se trabaja a media máquina para dar lugar a múltiples expresiones de amor. En otros países esta celebración siempre cae en domingo, pero esto no funcionaría aquí, porque igual adelantaríamos el festejo para el viernes. Admitámoslo: el Día de la Madre es casi un feriado para nosotros, ¡y sí que se lo merece nuestro ser más querido!

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