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3 de febrero de 2019, 4:00 AM
3 de febrero de 2019, 4:00 AM

En Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro podría desplomarse en cuestión de horas con el posible desmarque de las Fuerzas Armadas, su principal soporte en una coyuntura muy compleja y volátil, que mantiene en vigilia a los venezolanos y a la patria del libertador en el centro de la atención global. Un general de la Fuerza Aérea desconoció a Maduro, al que calificó de ‘írrito y dictatorial’, tras asegurar que el 90% de las FFAA venezolanas no lo apoya y que “la transición a la democracia es inminente”. En plena crisis, el presidente Evo Morales respaldó a su acorralado homólogo venezolano, al momento en que EEUU advirtió que se había acabado el tiempo de Maduro. En la escalada de tensiones, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, mandó a callar a senadores estadounidenses que instaron a Morales a no presentarse en las elecciones presidenciales de octubre próximo “porque Bolivia se encamina a una dirección muy peligrosa, alineándose con regímenes ilegítimos e ilegales”

 

En mayo de 2008, Hugo Chávez advirtió vociferante, y sin que nadie lo llamara a sosiego, con promover hasta ‘tres vietnames’ en América Latina si algo le ocurría a Bolivia por causa de las ‘fuerzas oligárquicas’, después del referéndum autonómico que, con un 86% de la población cruceña, se inclinó por un nuevo estatuto regional. “Acúsenme de injerencia, me declaro culpable desde ahora”, remató el entonces presidente de Venezuela donde ahora, su tambaleante y temeroso sucesor, Nicolás Maduro, ha enviado, en sentido contrario a la torpe e inadmisible amenaza de su desaparecido mentor, un mensaje a los ciudadanos de EEUU para que “no permitamos un Vietnam” en el continente, ante lo que considera una arremetida del Gobierno de Donald Trump para desalojarlo por la fuerza del poder que, obstinadamente, se resiste a abandonar pero que se le escurre como agua entre los dedos

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