Opinión

cara a cara

El Deber logo
21 de diciembre de 2018, 4:00 AM
21 de diciembre de 2018, 4:00 AM

La Policía avanzó en la identificación de los presuntos autores de la destrucción del edificio del Tribunal Electoral. Un concejal de La Guardia es acusado de comandar el ataque, en el que también habrían participado otros ocho hombres, de los que buscan a cuatro y cinco están aprehendidos. Debe haber un proceso imparcial en el que se demuestre la inocencia o la culpabilidad de los denunciados. También tienen que quedar claros los nexos de este pequeño grupo. Se dijo que eran infiltrados del MAS, pero también se acusó a los cívicos, a las plataformas y a algunas fuerzas partidarias opositoras de patrocinarlos. Si ninguno de estos actores está vinculado a este minúsculo grupo, lo menos que corresponde son disculpas.

Entre tanto, sigue la huelga cívica de defensa del voto del 21-F y el Gobierno continúa su avance hacia la búsqueda de la repetición de su mandato. El sacrificio humano a pocos días de la Navidad no conmueve al poder, que optó por ignorar a los que ayunan, seguramente a la espera que se desgasten y dispersen cerca de las celebraciones de fin de año. Corazones duros en tiempos en los que se reflexiona sobre paz y amor.

Después de la traumática violación en un motel, corresponde poner el foco en la recuperación de la víctima. Hay también cuatro jóvenes en Palmasola, que deben ser sancionados por la justicia, pero, más allá del castigo, se debe pensar en que, a su corta edad, los muchachos deberían someterse en el penal a un plan de rehabilitación y de reinserción social. Algunos hablan de aplicar “justicia restaurativa o reparadora”. Y seguro que en la cárcel hay muchos otros jóvenes en una situación parecida y que por la falta de una terapia terminan con predisposición a continuar delinquiendo.

Tags