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13 de julio de 2018, 4:00 AM
13 de julio de 2018, 4:00 AM

Es inédito en la historia de la nación el uso de la agencia de viajes oficial, ya no solo para financiar los innecesarios desplazamientos del primer mandatario, sino para costear las giras turísticas de muchos dirigentes sindicales que no aportan nada a los objetivos de desarrollo o de relaciones internacionales. Un observador desprevenido podría pensar que esa partida en el Ministerio de Relaciones Exteriores corresponde más al reino del rey Midas que a un país que intenta salir de la extrema pobreza.

Desde los inicios, aprovechando que heredó una economía ordenada y con deuda externa perdonada, el actual régimen pagó además las visitas de muchos políticos y personas funcionales a su política de propaganda, desde cantantes hasta la premio nobel Rigoberta Menchú.

Ahora toca preguntar, cómo financió sus llegadas (pasajes, alojamiento, viáticos, etc.) José Luis Rodríguez Zapatero, más conocido como Zapatero o como ZP, Zapatero Presidente, por las siglas de la campaña que lo llevó a ser dos veces presidente del Gobierno español. Como Evo Morales, el líder socialista tuvo la fortuna de llegar a gobernar en 2004 en un país que ya había transitado de una economía atrasada, en relación con el resto europeo, a un progreso que dio gran calidad de vida a sus habitantes.

Cuando le tocó administrar la crisis de 2008 mostró sus debilidades y dejó a España con altas tasas de desempleo, el sistema financiero colapsado y la peor crisis del sector inmobiliario. Su fracaso lo obligó a adelantar las elecciones y para los españoles su figura es la de alguien que no supo estar a la altura de un estadista.

Desde hace un lustro, Rodríguez Zapatero encontró una gran fuente de sobrevivencia política y de ganancias. Incursionó en entidades de la sociedad civil de nivel internacional.

Posteriormente se consiguió un puesto en un sainete disfrazado de diálogo entre la oposición venezolana y el régimen chavista madurista, que obviamente fracasó porque el supuesto intermediario se limitó a ganar tiempo para el dictador. En su historial quedará esta acción como una gran burla al pueblo venezolano que intentó salir del torbellino, ahora ya imparable, con más muertos de hambre y más exiliados económicos y políticos que nunca en su historia.

Zapatero se quiere presentar como alguien que ayudará a gestionar recursos o turismo ante España. Ignora que, desde el inicio de la democracia, Madrid tuvo una política de estado de apoyo a América Latina, particularmente a Bolivia y en especial a Potosí, traducida en decenas de obras que sería largo enumerar. Si alguien ayudó a difundir la quinua a escala mundial y las Misiones Jesuíticas fue la reina Sofía.
Es absurdo cómo Evo baja la cabeza ante determinados personajes y cómo se usa el Cóndor de los Andes, peor que en las épocas dictatoriales.

A Rodríguez se suman los mimos y condecoraciones a Pablo Iglesias, otro inútil para Bolivia, solo vistoso para el clap clap que tanto gusta a los socialistas del Siglo XXI. Otro revolucionario gustoso de los lujos más burgueses, como un departamento costoso.
Socialistas más colonizados que sus abuelos, como lo reconoció ZP, porque hablan contra el imperio en discursos, pero en la mesa del banquete les susurran que son solo palabras que gustan a las masas.

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