Opinión

Violencia en el traslado de mercados

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8 de mayo de 2018, 4:00 AM
8 de mayo de 2018, 4:00 AM

Varias decenas de heridos, destrozos de bienes públicos y privados y una población conmocionada es el saldo lamentable del desalojo de vendedores ambulantes en el mercado La Ramada.

El municipio cruceño, con ayuda de la Policía boliviana, ha procedido a este operativo en el marco de la política de traslado de los mercados de Santa Cruz hacia los nuevos predios establecidos fuera del cuarto anillo. 

La Federación de Gremiales Unidos, al mando de Jaime Flores, ha resuelto resistir esta medida consensuada con la mayoría de los vendedores de La Ramada y que cuenta con el respaldo de la mayor parte de la población cruceña como medio para resolver el caos que hoy se observa en el centro de la ciudad.

Una verdadera batalla campal es la que hemos observado la madrugada del lunes cuando cientos de gremiales se enfrentaron con piedras, palos y otros elementos contra gendarmes y policías que intentaban desalojar a los vendedores. No solo eso, también se vio grupos cometiendo desmanes, como la quema de un vehículo por ejemplo, los cuales se parecían más a bandas delictivas que a comerciantes defendiendo sus puestos de trabajo.

Es cierto que hubo un uso excesivo de la fuerza pública que llevó a un mayor grado de violencia absolutamente innecesaria para resolver el conflicto abierto con los vendedores que no quieren el traslado.

Creemos que el diálogo es la única vía para enfrentar los problemas no resueltos de la ciudad más grande Bolivia, donde la presión social por mayores y más eficientes servicios públicos es enorme. No obstante, a fin de dar viabilidad a las conversaciones, el municipio necesita interlocutores que sean capaces de mantener su palabra y que no cambien constantemente sus demandas.

Es fundamental que todos los sectores involucrados hagan a un lado sus intereses particulares y prioricen el bien común.

Los comerciantes tienen una alternativa clara y efectiva para su negocio a través de mercados más cómodos y limpios para beneficio de toda la población.

Los gremiales, como otros sectores corporativos, están acostumbrados a doblar el brazo de las autoridades municipales por la vía del uso de la fuerza. Esto no solo ocurre en Santa Cruz, sino también en las otras ciudades del país. Los bolivianos ya no queremos que se otorguen privilegios a sectores económicos tremendamente poderosos y demandamos un ordenamiento que mejore la calidad de vida de todos.

Está claro que una amplia mayoría de la opinión pública respalda el traslado de los mercados, como así también el ordenamiento del transporte, en una ciudad que por momentos parece fuera de control. 

Una ciudad habitable es, necesariamente, una ciudad ordenada. Para ello, deben participar todos los sectores involucrados, desde los comerciantes, los transportistas y las autoridades, hasta los ciudadanos, que también deben poner de su parte para generar condiciones mínimas para el uso más ordenado y eficiente de los servicios urbanos. 

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