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16 de marzo de 2018, 4:00 AM
16 de marzo de 2018, 4:00 AM

¿Sabía que la demanda  que Bolivia interpuso ante el Tribunal de La Haya es para que Chile se siente a negociar y no para resolver el problema marítimo? Ese tribunal solo puede decidir dos cosas: a) Chile, siéntese a dialogar con Bolivia sobre el tema marítimo o b) Chile, no es necesario que se siente a negociar el tema marítimo con Bolivia. Punto final. No sé si los medios y los analistas, los expresidentes y los políticos, las verduleras y los vendepicolé no han entendido este tema, pero el MAS ha tenido la habilidad mediática de posicionar esta demanda como la solución a las sagradas aspiraciones de los bolivianos de volver al mar.

Hemos escuchado a voceros gubernamentales y hasta a dos expresidentes hablar de que este es el único momento histórico para que Bolivia retorne al mar por la vía legal, inclusive yendo más allá del Tratado de 1904, mientras que en realidad la decisión del tribunal de La Haya será de forma y no de fondo; eso sí, servirá para hacer mucha política y distraer a la opinión pública de otros problemas que tiene el país, apelando al sentimiento patriótico e intentando mejorar la popularidad del presidente que viene en picada. Y aun así, hay que dudar. Si el fallo favorece a Bolivia, el presidente de Chile advirtió que no se sentará nunca a negociar el tema marítimo con Evo Morales y que solo se sentará a negociar con un futuro gobernante de Bolivia (¡Glup!).

Aprovechando que en este mes se celebra el Día del Mar, el Gobierno les estaba ganando la pulseada mediática y política a las plataformas ciudadanas que mantienen su oposición férrea de exigir respeto a los resultados del 21-F.

Querer  quebrar un récord mundial con la bandera más larga del mundo y la gran comitiva que, pagando o no su pasaje, quiere ir a La Haya a sacarse la foto y posicionarse como gladiadores vencedores, es una distracción maravillosa que copa portadas  y hace creer que en La Haya vamos a recuperar el mar.

Menos mal que el expresidente Jaime Paz Zamora pateó el tablero y anunció que no irá a La Haya porque no se prestará a la manipulación política. 

En medio de esta algarabía marítima, la ciudadanía mira con impavidez el comportamiento de algunos líderes opositores que muy rápidamente han salido a sumarse a la complaciente comitiva que acompañaría a los que hoy están pisoteando la Constitución, el voto del pueblo y desconociendo con artimañas los resultados del referéndum. La respuesta moralmente  correcta de esos ‘opositores’ debería ser: “Si te acompaño a La Haya, salimos en la foto, pero primero decliná tus aspiraciones a la repostulación”.  

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