Opinión

Urge cambiar la OEA

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21 de mayo de 2019, 4:00 AM
21 de mayo de 2019, 4:00 AM

Luis Almagro provocó enojos en una parte y otra parte quedó contenta. Veamos las cosas neutralmente. Hay 35 miembros en la Organización de Estados Americanos (OEA); con Cuba y Venezuela suspendidas, quedan 33. El secretario de turno tiene que estar en cada país miembro al menos una vez en sus 5 años de mandato. En sus visitas deberá ser adaptativo, reiterará principios de la OEA sobre democracia, derechos humanos, etc. Asimismo, confraternizará con autoridades gubernamentales y opositoras, pero sin tomar partido. Ese es el panorama objetivo de una visita “x”. Está claro que la reciente visita a Bolivia no fue neutral.

El secretario de la OEA se extralimitó. Su trato con opositores fue hasta belicoso y con adjetivaciones. En segundo lugar, sus elogios al régimen gobernante fueron excesivos, lo contrario de la esperada imparcialidad de un funcionario internacional. En tercer lugar, visitó Chapare, un lugar señalado por las Naciones Unidas como área productora de coca destinada a la cocaína en un 90%, tal como cursa en informes alusivos. Presentarse allí con guirnaldas de coca, masticar coca y tomar infusiones de la misma hoja ha sido negativo.

Y eso no lo calificamos nosotros, sí lo hacen la Organización Mundial de la Salud y el Comité Olímpico Internacional, para quienes dichos actos representan consumo –pequeño, pero consumo al finde estupefacientes. Otro elemento descalificador fue su declaración sobre la cuarta reelección consecutiva: “Hemos dicho con claridad, sobre el tema específico de la reelección, que, si el tema se va a resolver en el sistema interamericano, decir que Evo Morales no puede participar hoy, sería absolutamente discriminatorio con los otros presidentes que han participado con pronunciamientos judiciales”.

En otras palabras, más vale seguir la falacia del “derecho humano” que Arias en Costa Rica, Ortega en Nicaragua, Hernández en Honduras, ya usaron para ser reelegidos mediante dictámenes de tribunales complacientes.

Al margen de la suprema voluntad popular del referéndum de 2016, esas palabras descalificaron a Almagro aún más ¡Pobrecitos los candidatos del MAS! Si no participan se los “discriminaría” frente a los que ya usaron idéntica componenda... El sistema interamericano necesita una total reestructuración, incluyendo las incompetentes Comisiones y Corte de DDHH que no sirven casi para nada; se dedican a pequeñeces para justificar salarios y pomposidades ridículas.

Almagro es la cabeza de ese inepto aparato y debe irse. Esta vez, el Consejo Permanente de la OEA tendrá que dotarse de visión estratégica si se quiere conservar algo de credibilidad para un organismo que alguna vez Fidel Castro llamó “cadáver insepulto”. Urge recrear un ente hemisférico que funcione con probidad y con profundo respeto por la Carta Democrática Interamericana.

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