Opinión

Una oscura primavera (bajo el cielo más puro de América)

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19 de septiembre de 2019, 4:00 AM
19 de septiembre de 2019, 4:00 AM

El espacio del superciclo de las materias primas cuando llegó sirvió para impulsar la economía informal, buen negocio que participó activamente de la inversión, los ingresos de una nueva sociedad sumergida que se abrió espacios y ahora mantiene en parte la economía actual. Los informales vinieron a quedarse, acompañados de créditos baratos que avizoran una quiebra encubierta, con una propaganda política hacia adentro que evita que el ciudadano se dé cuenta del tipo de penalizaciones que genera la bolivianización, lo que oculta es obtener el mayor poder, con un discurso barato, estimulando las importaciones y desfavoreciendo las ventas y el trabajo.

Se intenta imponer la idea política del partido de gobierno ¿para qué depreciar? ¡pero si no exportamos nada! y se preguntan ¿que podríamos exportar? Y solos se responden ¡Nada! Y se intenta imponer, como si hubiera solo cinco vivos y 12 millones de tontos sin la imaginación suficiente, subrogándose los destinos de una sociedad y la vida de un país a la consigna política de dominio.

Si se diera la oportunidad de tener precios competitivos, mediante la modificación de la moneda, los espacios se abrirían a la iniciativa, pero… ¿eso quiere el poder? No!! La apreciación en cualquier país, solo puede causar mucha miseria y poco futuro y eso se verá a continuación.

Los incendios forestales, principalmente generaron un gran problema, pero abrieron paso a la falta de credibilidad del Gobierno, pasándose al desencanto, medio tarde las reacciones, porque ya se puede observar la expansión agrícola de la coca sin importar nada, se va pintando el dominio y se impone el modelo de exportación de sus derivados que intenta sustituir la riqueza del trabajo y la producción nacional, y está claro también que el avance de la gran fuerza de la economía es la marginal.

La dificultad económica avanza con la voracidad del fuego chiquitano, el país está lleno de dinero barato con respaldo en los dólares informales, se creó una profunda ilusión monetaria, que dio paso a la inflación y ahora aprieta a muchas empresas que ya no venden, teniendo que entregar sus edificios y casas a los bancos, con un sueldo que alcanza cada vez menos y que vuelve humo los ahorros aumentando la crisis en los hogares.

La nueva frontera agrícola del Chapare necesita más áreas para adueñarse del país, con los espacios actuales productivos ya no es suficiente, no alcanza para mantener la economía, ahora el descargo es que se necesita de un nuevo impulso ante la crisis, como realidad y justificación política.

La actividad productiva, con exceso de dependencia de los recursos naturales, debilitada a propósito, impide el desarrollo de una infraestructura lucrativa, y ahora se ve el negocio en el alcaloide, pero donde no todos pueden ser ni parte, ni productores.

El campesino y el indígena desplazados a la fuerza de Santa Cruz, ‘ceden’ nuevos espacios a colonizadores y se divisa, además de la creación de una fuente de voto y control -tenaza para el crecimiento del oriente- un área de inseguridad al mejor estilo de Sinaloa. Ahora se corre el riesgo de que sean ellos los que empujen a gran parte de la sociedad a la pobreza haciendo gala de sus progresos (fechorías dirían algunos) porque tienen al primer mandatario como líder.

El dinero de la economía subterránea es una bomba de tiempo porque la carpa del circo se desploma y la justificación es impulsar la expansión agropecuaria de Chapare, y la coca es la más próspera de las iniciativas, la reina de la rentabilidad, que ahora suma una nueva preocupación para la población: ¿Que hacen los que no pueden -o no quieren- ser cocaleros?, ¿cómo se generan los espacios de crecimiento y desarrollo para esta sociedad de mayorías excluidas?

La verdadera casta del poder es un club selecto que cada vez se mueve menos entre las sombras, adueñándose poco a poco de un país, Santa Cruz adormecida y el león más dormido que nunca, ve como se le escapa el brillo y el futuro… avizorando, la más oscura de sus primaveras.

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