El Deber logo
10 de enero de 2018, 4:00 AM
10 de enero de 2018, 4:00 AM

En el cierre de un año y comienzo de otro, pocas veces hubo grandes tensiones, enfrentamientos y rechazos a las políticas de un gobierno. Antes, en este tiempo, los trabajadores pensaban cómo lograr aumentos de sus salarios, basados en una costumbre -ya consolidada- de que en cada gestión se decreta incrementos que, en general, no satisfacen las expectativas. Pero las reacciones no afloraban, sino que se las postergaba hasta después de Carnaval.

Lo anterior ha cambiado. Los médicos encontraron en un artículo del nuevo Código Penal un tratamiento peligroso para su práctica haciendo fácil criminalizarlos. El reclamo, no atendido por más de un mes, se mantuvo dando lugar a la protesta -un derecho democrático- que ya ha concitado la adhesión mayoritaria de la ciudadanía. Mientras tanto, la falta se ductilidad, el empecinamiento y el mal manejo de este conflicto por las autoridades han ocasionado que se despierten más exigencias ciudadanas: la abrogación de todo el nuevo Código Penal, pues también afecta a otros profesionales y trabajadores, y la anulación de la írrita sentencia del Tribunal Constitucional con la que se intenta cambiar la Constitución para que se permita una nueva reelección presidencial.

Para calmar los ánimos, el Gobierno aceptó que su bancada apruebe la supresión de dos artículos de ese código, pero  la protesta creció, junto con otras demandas. ¿Preocupación por la salud? Qué va, el empeño era que no se afecte el Dakar, tan caro para el presidente.
Lo cierto es que no se ve ánimo en el oficialismo de cambiar lo que se debe cambiar, de enmendar errores y de concertar políticas para que sean expresión del sentir ciudadano. La mayoría coincide en que no es legal permitir la eternización en el poder de ningún caudillo y que se debe recuperar el Estado de derecho, hoy ausente. Supone la necesidad de hacer posible la alternancia en el poder, que es elemento esencial de la democracia.

Sin embargo: “La rotación no se produce sola, como una especie de otoño, siempre previsible, (…) y por más asfixiado en sus propios nudos un gobierno hace falta un empujón” (Juan Martín Posadas. La rotación de los partidos. El País,  Montevideo, 07.01.2018). Por ello, los tiempos que se avecinan deben ser de transformación auténtica, ya que el proceso, tan ostentado por el oficialismo, ya es una regresión antidemocrática.

Tags