Opinión

Trump y su primer año en el poder

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20 de enero de 2018, 4:00 AM
20 de enero de 2018, 4:00 AM

Donald J. Trump cumple hoy su primer año en la Casa Blanca. Lo hace en medio de fuertes cuestionamientos por una gestión marcada por una serie de políticas que generaron gran incertidumbre en Estados Unidos y en la sociedad global.

Bajo la consigna “Estados Unidos primero”, Trump enunció un discurso nacionalista, con rasgos racistas y sexistas hacia migrantes y mujeres, y puso a su país en una posición de confrontación con los principales acuerdos mundiales sobre temas clave para la seguridad internacional.

Si bien EEUU, bajo la gestión Trump, ha recuperado posiciones en materia de crecimiento (3% en el tercer trimestre de 2017), las cifras aún no alcanzan para dar certeza a una economía mundial que depende fuertemente del desempeño de la principal potencia del planeta.

A nivel interno, Trump ha sido una verdadera decepción para la resolución de los grandes problemas que aún afectan a millones de estadounidenses en materia de salud, violencia y exclusión social. Sin acuerdos sólidos en el Congreso, Trump apenas logró aprobar una ley de reforma fiscal que favorece a las fortunas de los grandes empresarios y golpea a la clase media.

Los intrincados vínculos de Trump con la inteligencia rusa durante la campaña presidencial de 2016 han abierto un proceso judicial que pone en duda la fiabilidad del mandatario frente a un tema central para la seguridad de Estados Unidos.

Un presidente que ha decidido gobernar vía Twitter no ha logrado más que confrontar a sectores cada vez más radicalizados e intolerantes en

Estados Unidos y ha puesto en entredicho la capacidad de ese país para liderar los grandes procesos mundiales.

Trump impulsa la construcción de un muro en la frontera con México y ha puesto en marcha un proceso para retirar a Estados Unidos del TLC con ese país y Canadá. Además, retiró a su país del Acuerdo de París sobre cambio climático, planteó la revisión de los pactos por el programa nuclear con Irán, abonó la tensión con China, Rusia y Corea del Norte y reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel, una medida que atizó el fuego en Oriente Medio.

Como bien señala el periodista Michael Wolff en su libro Furia y fuego en la Casa Blanca, la misma salud mental de Trump está en duda debido a una conducta que está marcada por sus desvaríos. Más que mensajes en Twitter, el mundo demanda acciones más claras y políticas más coherentes del presidente de Estados Unidos para los grandes temas de la agenda mundial.

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