Opinión

Tribulaciones, lamento y ocaso de la democracia

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19 de enero de 2019, 19:31 PM
19 de enero de 2019, 19:31 PM

El sentido del presente artículo se me vino cuando escuchaba a Álvaro García Linera hablar frente al cuerpo diplomático que saludaba al ausente presidente Evo Morales en el nuevo edificio donde ahora se concentra toda actividad protocolar. García L. ocupó el lugar del presidente acompañado del canciller; hasta hora no se sabe oficialmente por qué don Juan Evo no estuvo presente, pero no importa, lo que importa es el mensaje emitido y es al que me referiré en este análisis.

Cuando García Linera pide “a todos los países del mundo” el respeto a lo que se hace aquí, a decir del vicepresidente “nadie tiene derecho de enseñarnos nada”, “respétennos en lo que somos”, aseguró don Álvaro, pero no se da cuenta de que el problema pasa, precisamente, por lo que quiere hacer en esa idea de “lo que somos”. Parafraseando a Sui Géneris cuando dice: “Yo era el rey de este lugar / vivía en la cima de la colina / Desde el palacio se veía el mar / y en el jardín la Corte reía”.

Probablemente desde el altísimo y feo edificio no vean el mar, pero pueden ver hasta más allá de la Muela del Diablo y tal vez rían todo el día, pero se quedan detrás de los cristales porque ahí están en su zona de confort, porque ni eso les impide saber que la gente en la calle les recuerda que todo un país dijo No el 21-F y que de nada sirve que cada día inventen una excusa nueva, un recurso nuevo, un discurso nuevo. El No se escucha y se ve en todo el país y… más allá, también. “Yo era el rey de este lugar / aunque muy bien no lo conocía / Me habían dicho que atrás del mar / el pueblo entero pedía comida”.

El pueblo pide democracia e institucionalidad, esa es la comida de todos los días, además de la que sufren los pobres en este país, que es el que menos ha logrado bajar las cifras de pobreza en Sudamérica. El pueblo exige respeto al marco institucional y García Linera pide que se respete una particular soberanía para “definir su propio destino”, sin apegos religiosos (quiere decir inamovibles) a la ¡institucionalidad!, es decir, el vicepresidente pide respeto a su democracia de champurreo, que es una particular idea de la ‘democracia del quiero todo’, esa democracia que se permite a sí misma la anulación de lo legal, de la alternancia, del reconocimientos del otro, de valores. ¿Pues de esa manera, adujo ‘el vicerrey’, se deben respetar sus sueños reeleccionistas perpetuos?

Para el ‘vice’, ¿se tiene que respetar la lógica golpista que se embosca en una ‘democracia de nuevo cuño’? (les recuerdo que la República Democrática Alemana era la ‘comunista’, donde el poder se pasaba de uno a otro jerarca). ¿En serio se pretende que el mundo respete que quien está en el Gobierno subvierta la institucionalidad democrática bajo el rótulo de democracia? ¿Pretende que se respete esa ‘inédita’ (lo dijo García Meza) forma de gobernar rompiendo la CPE por la que su propio Gobierno mató a tres ciudadanos en La Calancha?

Hay una intención golpista, sin militares en las calles, evidentemente, claro que sí; es el golpismo de los poderes alineados al Gobierno y que usa las sometidas políticamente fuerzas policiales y militares como elementos de contención. No es nada que no hayamos visto en esta Latinoamérica nuestra con los Chávez, los Ortega y los fracasos de los Correa…

Bolivia es parte de un concierto de naciones comprometidas en temas sensibles, como el respeto a la institucionalidad, a los tratados de DDHH, a la democracia, a la voluntad de los pueblos expresada en elecciones libres y en referéndums (21-F), de manera que pretender que le dejen el campo libre a la democracia del champurreo es pedir que le dejen abierto el campo para hacer dictadura ‘inédita’.

Menos mal que parece que no le llevaron el apunte al “tonto rey imaginario o no”… porque los visitantes ya se fueron al TSE y le dijeron que están atentos a lo que hacen. Vivimos en una comunidad global que cada vez respeta más la voluntad de los pueblos y la democracia institucionalizada.

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