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24 de marzo de 2019, 4:00 AM
24 de marzo de 2019, 4:00 AM

Unas semanas atrás, tuve el gusto de disfrutar de la Feria del Libro del Palacio de Minería en la Ciudad de México, organizada por la UNAM. A pesar de que trabajo en esa institución hace doce años, mi vida se organiza en el sur de la ciudad, así que cada feria sólo puedo ir una vez con mucho esfuerzo y varias horas de transporte.

En cambio, en esta ocasión, cuando estoy radicando en París, azarosamente me alojé en pleno centro por unos días y pude pasear en los horarios más convenientes, sin gentío, detenerme en los estantes más atractivos. Aún así, la feria de Minería es un laberinto de autores y editoriales inabarcable. Es imposible no salir de ahí con algunos títulos: como niño en juguetería, me antojo de todo, y sé que ni el tiempo ni la billetera podrían soportar mis encantamientos momentáneos. Tenía prometido no llenarme de libros porque el avión me esperaba y solo me permitía 23 kilos de equipaje, pero caí en la tentación y adquirí tres títulos que quiero comentar. No los he leído, luego comento los contenidos, por ahora sólo las primeras impresiones.

Cruzar el umbral al Medio Oriente, Carlos Martínez Assad (Océano, 2018). Además de colega y amigo, Carlos es un escritor que sigo regularmente. Es de aquellos intelectuales que abrieron pistas de pensamiento, cruzó fronteras entre la historia, la narrativa y la sociología, y siempre es un deleite recorrer sus letras. Sus textos me inspiran, me abren la mente.

En uno de ellos, una novela llamada La Casa de las Once Puertas, me vi reflejado y me dieron ganas de hacer lo que nunca me atreví: escribir mi propia historia novelada. Pero este volumen es sobre el mundo árabe, tema que Martínez Assad ha tratado hace décadas -alguna vez reseñé sus libros Los cuatro puntos cardinales y Memoria de Líbano-. Me gusta la visión de un académico mexicano que tiende el puente directo con el mundo árabe cruzando culturas y continentes. Tenemos tanto por descubrir. Carlos siempre juega con las imágenes y con la escritura, pensando desde distintos mundos apoyado constantemente en la cultura y la historia. Un autor indispensable.

Nuestra América. Utopía y persistencia de una familia judía, Claudio Lomnitz (F.C.E., 2018). Es un autor prolífico e interesante. La antropología es su trinchera, pero desde ahí mira a muchos lados y transita por múltiples disciplinas y temáticas. He leído sus libros más académicos como Idea de la muerte en México, o El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.

Pero este texto especialmente íntimo porque invita a su pasado familiar, el de sus padres y abuelos. No se trata de una recuperación heroica sino de cierto sentido del tránsito, de la búsqueda, de convertirse en latinoamericanos, mexicanos, con todo lo que implica. Es como un álbum familiar que llega a manos del nieto que organiza el recorrido, con las tensiones y apuestas de sus progenitores. Me gusta porque, igual que en el caso anterior, de alguna manera me reflejo. Tengo pendiente escribir una biografía familiar, quisiera algún día hablar de Elena, Josefina, José y Hugo (mis abuelos), y de Luis y Beatriz (mis padres). Espero que lleguen a mis manos los materiales necesarios para tal tarea, si es el caso, ojalá cumpla mi cometido. Toda vida es una búsqueda, todo desplazamiento es una construcción que carga con su herencia, con su memoria para crear una nueva historia.

All in, Sinatra, de Pedro Zavala (Penguin Random House, 2018). A Pedro le dirigí la tesis de maestría en la UNAM hace algunos años, trabajó el pensamiento del teólogo protestante José Míguez Bonino. Por supuesto que era un estudiante destacadísimo, con una escritura envidiable, aprendí mucho de él. Y además era amante de la literatura, del cómic y de las artes. Mi sorpresa enorme fue cuando se anunció que ganó el Premio Mauricio Achar de Literatura, y de ahí adelante no para de salir en los medios promoviendo su texto. Según la solapa, la novela narra la historia de un profesor de literatura de una universidad mexicana, que sale de su zona de confort académica y se va a Las Vegas, el lugar paradigmático para jugar al azar o que él juegue con uno. Me pica saber cuál fue el resultado.

En fin, ya tengo lecturas para las próximas semanas, y acaso una agenda de libros que quisiera escribir.

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