Opinión

Transnacionaldel delito

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22 de enero de 2018, 7:53 AM
22 de enero de 2018, 7:53 AM

Antes de morir acribillado por los militares que sirven al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, el agente de la policía Oscar Pérez hizo una denuncia precisa: “No estamos luchando solo contra un régimen despótico, tiránico y criminal, sino contra una gran transnacional del delito”. Algo sabía este agente de la Policía venezolana sobre la ‘transnacional’, de la que aquí hablamos con voces solitarias. Una organización internacional, una especie de Pacto de Varsovia, o de OTAN, que maneja las cosas de los países donde predomina el narcotráfico. Países donde los gobernantes están obligados a hacer cosas que van contra las leyes internas, contra sus constituciones, los referendos, y atinan solo a decir que sus decisiones no dependen de ellos, porque las decisiones vienen de más allá, de las esferas transnacionales de poder.

¿Qué datos se habrá llevado a la tumba este agente de coraje inmenso? ¿Qué habrá llegado a saber acerca de esta transnacional que maneja cargas portadas por aviones militares entre países dominados por regímenes sometidos al sistema? Quizá se llevó a la tumba el secreto que permitió a Hugo Chávez decir un día que el petróleo podría valer cero dólares el barril sin que ello afecte a la ‘revolución’ bolivariana. Quién sabe qué estaba pensando Chávez, qué otras cotizaciones le daban semejante confianza para desafiar a la cotización del petróleo.

Este agente de la policía científica de Venezuela, que fue también instructor de perros para la detección de drogas, sabía lo que decía: el mundo está ante la presencia de una transnacional del delito y del narcotráfico. Han denunciado la existencia de esta transnacional medios de España e Italia, países adonde llegan las cargas de droga que maneja este emprendimiento que no se preocupa por las fronteras. Uno se imagina la existencia de internacionales ideológicas, como las que fatigaron el siglo XX con mensajes que terminaron siendo un fracaso. Pero es difícil imaginar a una internacional, una transnacional basada ya no en postular la ‘dictadura del proletariado’, sino una dictadura más precisa, con mayor capacidad económica, con presencia en los cinco continentes del planeta.

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