El Deber logo
4 de septiembre de 2018, 4:00 AM
4 de septiembre de 2018, 4:00 AM

En las últimas semanas la opinión pública presenció una serie de actividades de jóvenes inmersos en el mundo cultural local demandando un mejor presupuesto y una gestión oficial más eficiente y transparente.

La demanda tuvo la virtud de alertar a la ciudadanía en torno a una utilización presupuestaria orientada a actividades que no redundan de forma efectiva y eficiente en beneficio del sector.

De forma casi natural se fue organizando un poderoso movimiento cultural en torno a un grupo de activistas cuyo fin se propone aprovechar el mayor beneficio posible de una situación verdaderamente precaria en términos de fomento del arte y la cultura moderna cruceña.

El movimiento denominado Resiliencia, expresa de una forma renovada y claramente vanguardista las necesidades que las instituciones oficiales echaron al olvido.

Se trata de un esfuerzo de jóvenes expresiones de la cultura moderna cruceña (artistas, escritores, poetas, músicos, actores, perfomers etc.) nacidos de las profundidades de una sociedad en que todo avanza de forma arrolladora, excepto las estructuras que sostienen el desarrollo cultural y artístico de la urbe.

Los resilientes actores culturales son en gran medida, el producto de una sociedad crecientemente compleja, en la que todo se puede ver a flor de piel, (rascacielos, financieras, centros comerciales, malls, etc.) y casi todo cuenta con un estímulo y los mecanismos requeridos para su desarrollo (bancos, financieras, crédito, etc.) De entre todos, su capital cultural parece rezagado y ocupa sin duda sino el último, el penúltimo lugar en el registro de las prioridades locales.

Los nuevos y jóvenes sujetos de la cultura regional en todas sus expresiones, tomaron las calles y todo indica que Santa Cruz presencia el nacimiento de poderosas fuerzas creativas más allá de las grandes finanzas. Solo queda felicitar la presencia renovadora y refrescante de este amplio y diverso conjunto de actores culturales.

Tags