Opinión

Su justicia construida a pulso

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25 de octubre de 2018, 4:00 AM
25 de octubre de 2018, 4:00 AM

El hombre que grabó el audio de la exjueza Pacajes está detenido. Encerraron al señor Cardozo porque contó al país los delitos de jueces y fiscales. No descansó la Fiscalía hasta que lo tuvo entre rejas. Ya había terminado el salvaje juicio que armaron, ya tenían condenado al que sabían inocente y la Fiscalía satisfecha con su logro. Había concluido todo, cuando Cardozo hizo pública la terrible confesión de la jueza. Entonces, con el caso cerrado, vimos al Dr. Ramiro Guerrero, con el dedo amenazante, acusar a Cardozo de “perjudicar la investigación” que ya no había. No es el único caso. Por ejemplo, lleva meses de prisión la mujer que contó al mundo que el señor Pari desfalcó al Banco Unión.

Con ser terroríficos, lo más grave no son ni los defectos judiciales ni sus fallos. No es lo más grave la mediocridad profesional y ética de muchos de los jueces nombrados por este Gobierno. No es lo más grave la delincuencial lentitud de la justicia. Todo es lamentable, pero lo realmente grave, lo terrible y preocupante es que el Gobierno nacional ha armado con esmero, artesanalmente, pieza a pieza, esta justicia. Como tienen mala conciencia, no soportan que nadie nos cuente que su tesoro huele a podrido. Por eso castigan la denuncia, la verdad. Pero siguen fijos en la ruta.

El fiscal general no debía ocupar el cargo. No daba la talla. No debió quedarse tantos años. No debió continuar después de tantos errores y escándalos. Pero el Gobierno lo necesitaba así, con errores y limitaciones, con escasa sabiduría, pero con incondicional docilidad y con atrevimiento sobrado para saltarse la corrección. Lo necesitaba así y lo mantuvo contra viento y marea.

Los jueces de los altos tribunales no podían ser nombrados como lo fueron. En las elecciones fue mayoritario el rechazo a su nombramiento. En sus antecedentes no se daban las condiciones universales para la judicatura. Los expulsados tampoco podían ser expulsados como lo fueron, cuando con libertad pusieron límite a la inconstitucionalidad de leyes y decisiones gubernamentales. Pero el Gobierno puso y quitó jueces a su antojo. Nunca intentó dejar para el futuro una institución saneada, limpia, ecuánime, eficiente. Armaba y arma una justicia para su servicio personal.

¿Por qué no encerraron al señor Guerrero, que no debió nunca pedir condenas injustas ni defender el delito? ¿Por qué no encerraron al señor García Linera, por mentir durante 4.000 días seguidos al país? ¿Por qué no encierran a Evo Morales por desobedecer con escándalo la Constitución y torcer el Poder Judicial? ¿Por qué no encierran al ministro de Educación, que ha malversado el servicio educativo? ¿Por qué no encierran a los dirigentes cocaleros que prohíben en el Chapare las libertades constitucionales? ¿Por qué están libres y premiados con embajadas los jueces que mintieron sobre el tratado de Costa Rica y que delinquieron castrando la Constitución que debían proteger? Encarcelan a los que denuncian, a los que dan la cara por la verdad. Al que iba a Miami a negociar cocaína lo tenían libre y lo hicieron protector oficial del narcotráfico.

Los miles y miles de presos bolivianos son de dos clases, los presos políticos y los presos por abandono. Presos políticos son los que el Gobierno necesita encerrar para manipular al país. Los de abandono son los que el Gobierno no sabe ni le importa que existan ni que sean o no culpables.

 

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