Opinión

Santa Cruz, el referente

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28 de mayo de 2018, 4:00 AM
28 de mayo de 2018, 4:00 AM

La campaña electoral ha comenzado, lo que es notorio no solo por los anuncios de inversión que hace la oportunista Repsol, sino por el empeño que tiene el Gobierno en fijar las reglas de juego, como hizo Nicolás Maduro en Venezuela.

Reglas de juego y lista de habilitados. No quiere cometer errores para no tener sorpresas.

Primer incordio: Carlos Mesa. El Gobierno sabe que es el único que puede ganarle a Evo Morales en la primera vuelta. Pero las negativas de Mesa y sus anuncios de retirarse de la política no parecían suficiente garantía a los estrategas  que trabajan por el cuarto periodo de Morales.
Por lo tanto, han creado las condiciones para que Mesa sea inhabilitado. No vaya a ser que se decida a poner fin a esta dictadura y, olvidando sus motivos personales, opte por hacerle un servicio al país. No hay que descartar a los héroes.

Se han creado dos causas para inhabilitarlo. Una tiene que ver con obras financiadas por su corto gobierno, en relación con empresas brasileñas, ahora sinónimo de pecado y corrupción. Y la otra con un juicio internacional ganado por una empresa chilena.

Por la posibilidad de que Mesa saliera indemne de estos cargos, el equipo del Gobierno se ocupa de recordar que el expresidente tuvo actitudes anticruceñas, con lo que se propone quitarle los eventuales votos de un tercio del electorado nacional.

Santa Cruz se ha convertido en la plaza mayor del electorado boliviano. Y eso lo saben los expertos norteamericanos y peruanos del Gobierno.
Segundo incordio. La posibilidad de que Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz, sea candidato depende de tantos imponderables como juicios que el Gobierno le ha iniciado con eficiencia ajena a sus prácticas diarias. Son más de 30.

Los demás candidatos no le interesan al Gobierno, excepto el atrevido de Franklin Gutiérrez, el cocalero yungueño que está desafiando al chapareño y lo reta a medirse en justas lides. Aquí es difícil el ejercicio, pues propone especular sobre cuál de los cocaleros sería el preferido por la transnacional.

Hay quienes quieren ver un duelo de mafias en esto, pero es difícil comprobarlo. El riesgo es que estemos entrando, los bolivianos, en una situación en que las opciones estén en manos de la economía ilegal.

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