Opinión

¿Quo vadis, lition?

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13 de enero de 2018, 19:35 PM
13 de enero de 2018, 19:35 PM

¿Adónde vas, litio? Es un interrogante válido frente a lo que comenta Reuters, conocida agencia noticiosa. El 29 de diciembre de 2017 expresó que Bolivia sigue buscando inversionistas para aumentar el bajísimo nivel actual de producción. Agregó que tras una década de estatismo en la materia poco se ha avanzado, pese a que el litio es un metal de alta demanda universal al momento presente.

Si bien Bolivia posee casi la cuarta parte de las reservas, su actual capacidad productiva está muy por debajo de las otras dos naciones (Chile y Argentina) que junto con nuestro país forman el triángulo sudamericano del litio. Mientras Bolivia impone condiciones poco aptas para atraer capitales, en esos Estados vecinos la situación es diferente: crece la producción y aparecen constantemente nuevos inversionistas atraídos por las ventajas que se les ofrecen. Y mientras, he aquí que Bolivia sigue a la espera de su ‘socio estratégico’, desaprovechando oportunidades y perdiendo el tiempo. Desde 2015 hasta la fecha  los precios del litio subieron de $us 10.000 a $us 25.000 por tonelada. Más del doble...

Parece evidente que las operaciones estatales no han dado resultado, como casi siempre ocurre cuando el Estado se mete a querer ser empresario. Se esperaba que el proyecto de Uyuni produjera 40 toneladas/mes de carbonato de litio hasta 2011, de por sí una cantidad bastante reducida pero, en fin, era un  positivo ‘arranque’. Nueve años después de iniciado el proyecto y con 450 millones de dólares ya desembolsados, Bolivia  produce apenas 10 toneladas por mes, 120 en un año. Al respecto, Chile produce 70.000 toneladas anuales y Argentina 30.000. Sobre una producción planetaria de 250.000 toneladas, entre ambos producen casi la mitad. Las diferencias con nuestro país son abismales.

Reuters asegura además que  Bolivia ha vendido exportaciones por debajo de los precios del mercado y que un empleado (no identificado)  de la empresa estatal de litio (YLB) manifestó que de esa manera -con su ‘dumping’- el país trataba de asegurarse una participación en el mercado. Asimismo, se informó que el gerente de YLB desestimó las preocupaciones sobre la lenta producción y aseveró que ya había ‘socios potenciales’ que invertirían hasta 750 millones de dólares para  tener una participación del 49% en una ‘importante expansión’, la que podría incluir nuevas plantas para cátodos, baterías, etc. Ver para creer. Por ahora y para concluir, reiteramos el latinajo: ¿Quo vadis, lition?