Opinión

Privatizar Bulo Bulo

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19 de marzo de 2018, 4:00 AM
19 de marzo de 2018, 4:00 AM

Está aumentando la velocidad con que los países y las empresas mal manejadas entran en quiebra. La URSS demoró 70 años en derrumbarse, Cuba 50, Venezuela 20…

Las minas de la estatal Comibol entraron en quiebra y fueron cerradas en 1986. Habían durado 33 años.

En Bolivia, los ritmos del descalabro de las empresas estatales se han disparado. Y del absurdo.

El estatal SIN informa que rematará los bienes de la también estatal Ecobol por las deudas tributarias que dejaron los administradores que la manejaron, y ¡que habían sido designados por el Estado!

La DGAC dice que el LAB no puede volver a volar porque tiene deudas y, aquí está el absurdo, sus bienes fueron donados a otras instituciones, bienes que podían haber sido tomados como pago por las presuntas deudas.

Ahora estamos con el descalabro de Bulo Bulo, la planta de urea y amoniaco que comenzó a operar, para decirlo de alguna manera, en 14 de septiembre de 2017 y que en este momento está parada, por segunda vez. Aquí se ha dado el campeonato mundial de las sinrazones. El senador Óscar Ortiz las enumera casi con sadismo.

Ubicar la fábrica, que debía producir exclusivamente para la exportación, tan lejos de la frontera fue un error garrafal que solo los cocaleros de Chapare aplaudieron, porque estaba en su patio trasero. Los relatos del viaje de la urea de Bulo Bulo a Puerto Quijarro son espeluznantes. Peleas de camioneros de Chapare con los de Montero por controlar esa primera ruta, las dudas sobre los vagones del ferrocarril, el descargo en el puerto, pero sobre todo la ‘venta’ del producto, que es hecha por YPFB, según Oscar Barriga, pero que según el ministro es hecha por la empresa privada Keytrade.

En la frontera dicen los funcionarios que no se pueden hacer exportaciones sin el nombre del destinatario y mientras tanto la urea se derrite, allí en el Pantanal.

Privatizar Bulo Bulo sería una solución. Nos pagarían muy poco, es cierto. Precio de gallina muerta, que lo es. Habrá que cerrar las cuatro oficinas de venta de urea ya abiertas y ocupadas por aburridos y numerosos burócratas en países vecinos.

Y que el Gobierno se dedique a gobernar. Ha demostrado que manejar empresas, no sabe. Crearlas alegremente, sí sabe.

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