Opinión

Potosí: su gente

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9 de noviembre de 2017, 4:00 AM
9 de noviembre de 2017, 4:00 AM

La Villa Imperial siempre fue una montaña rusa en cuanto a su población. Antes del descubrimiento de sus yacimientos de plata era un cenagal ubicado en territorio qaraqara, después pasó a ser un asiento minero con un crecimiento tan acelerado que a principios del siglo XVII era una de las ciudades más pobladas del mundo.

El censo de 1611 reveló que tenía 160.000 habitantes; es decir, más gente que Londres o Sevilla en esa época. La historia oficial dice que la mayoría de sus habitantes no eran nacidos en la ciudad sino provenientes de otros lugares, incluso de otros continentes.
Para aquel entonces, en Potosí no solo vivían españoles sino también originarios de otros países de Europa, además de una variedad de musulmanes, africanos y hasta asiáticos.

Era, según refieren la totalidad de los autores, una ciudad cosmopolita debido al imán de su riqueza argentífera. La abundancia y alta ley de sus minerales, durante los primeros años de la explotación del Cerro Rico, atrajeron a gente de todo el mundo que llegaba hasta la villa, que primero fue asiento minero, con la ilusión de hacer fortuna fácilmente.

Los más buscaban fortuna en la minería pero quienes no conseguían acceso a los yacimientos, cuyo control estaba en manos de ciertas naciones españolas, se dedicaban al comercio y a un sinfín de actividades que resultaban más o menos lucrativas en una ciudad donde la plata corría, literalmente, a manos llenas.    

Los datos son ciertos pero resultan incompletos.

Llama la atención, por ejemplo, que la población potosina sobrepase la cifra de los 160.000 habitantes en otras fuentes. Ahí está el caso de fray Diego de Ocaña quien señala que, alrededor de 1600, los sacerdotes habían registrado hasta a 200.000 indios en las 14 parroquias existentes en Potosí, con prescindencia de la población europea.

Se trata de un dato poco manejado que, sin embargo, ya es tomado en cuenta por historiadores actuales como Pablo Quisbert, que se ha especializado en el pasado prehispánico potosino y los primeros años de la colonia.

El destino de Potosí estuvo —y, lamentablemente, todavía está— ligado a la actividad minera. Cada vez que la minería prospera, la población de la ciudad aumenta.

Por ello, sus fluctuaciones poblacionales también están vinculadas a esa actividad económica. Cada vez que la población decrece es porque la minería cede terreno a consecuencia de las bajas cotizaciones.
En las cifras oficiales, su población actual no llega a las 200.000 personas. La realidad, como la historia, muestra otra cosa.

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