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21 de agosto de 2018, 4:00 AM
21 de agosto de 2018, 4:00 AM

Las plataformas cumplen una función ciudadana generadora de movilización y conciencia. Son actores cívicos que ocupan un espacio que aún desconcierta a los actores políticos tradicionales. Por su organización horizontal, ausencia de estructura institucional burocrática, respuesta y acción inmediata, le están devolviendo la calle al movimiento político nacional.

Tienen 4 características. Son movimientos urbanos, integrados principalmente por jóvenes y personas sin militancia partidaria, articuladas a través de redes tecnológicas y aglutinadas por intereses concretos que pasan por el ambiente, cultura, lucha contra la violencia femenina, hasta las que lograron impacto nacional con el referéndum del 21-F y la abrogación del Código Penal.

No se trata de una invención ni exclusividad boliviana. El análisis de procesos similares en el ámbito latinoamericano ayuda a comprender comportamientos similares y entender mejor el fenómeno. Algunas tienen carácter emblemático. El Movimiento estudiantil Los Manos Blancas, en Venezuela de 2009, que planteaba el ejercicio pleno de los derechos de organización, movilización y opinión puestos en riesgo por el presidente Chávez, y que desapareció por su beligerancia contra los partidos y al no lograr construir una alternativa política. Otras jugaron un rol decisivo en el Movimiento Estudiantil chileno de 2011, que criticaba el modelo educativo y que luego se incorporó en una gran mayoría a los partidos de la concertación.

El Movimiento 15M, también conocido como Los Indignados, desde su campamento en la Puerta del Sol en 2011, movilizó a España con sus demandas de mayor democracia, fueron la base de Podemos al ligarse a la política. El Movimiento YoSoy132, mexicano, buscaba democratizar los medios de comunicación, crear un tercer debate entre los candidatos presidenciales y el rechazo a la imposición mediática, en 2012. Ahí están los movimientos contra la corrupción en Brasil (2015-2016) y el Movimiento Ciudadano contra la Corrupción en Guatemala, que provocó la renuncia del presidente Otto Pérez, en 2015. Cada uno tiene una particularidad y una enseñanza en la combinación de movilización y política.

El resultado del referéndum del 21-F de 2016 pudo lograrse gracias a la concurrencia movilizadora de la ciudadanía que repudia la reelección indefinida del presidente Morales. La existencia de una circunscripción electoral nacional única y la conciencia de un voto útil produjeron un resultado en el que personas, en su mayoría sin militancia partidaria, se apoderaron de la consigna y lograron fortalecer hoy la contundente frase Bolivia dijo No. Las plataformas bolivianas critican a los partidos, sus formas de organización y las consecuencias de un sistema prebendal y corrupto. Tienen una fortaleza que moviliza por la propuesta democrática y han tenido la inteligencia de no diversificar las demandas para mantener la unidad lograda hasta hoy. Estratégicamente, la gigantesca movilización que se producirá el 21 de febrero de 2019 seguramente marcará la definición política que deberán adoptar para las elecciones de octubre de 2019.

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