Opinión

Persona non grata

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6 de marzo de 2018, 4:00 AM
6 de marzo de 2018, 4:00 AM

Uno de los gobiernos del MNR, específicamente el presidido por el doctor Hernán Siles Zuazo (1956-1960) coincidió con las luchas cívicas del 11%; a los cruceños no se les permitía, como lo hacen ahora, disfrutar en libertad de la ‘fiesta grande’ en su terruño. Incluso el año en que recrudeció la represión contra falangistas y unionistas (de ambos sexos porque el MNR no hacía discriminación), hubo que trasladar la diversión a la localidad de Montero, adonde no llegaba el brazo largo del cacique local y sus esbirros. Desde entonces pesa sobre el doctor Siles una declaración tácita de ‘persona non grata’, cuyo nombre sigue siendo impronunciable en ciertos círculos de la cruceñidad.

En las actuales circunstancias, con un contexto sociopolítico diferente, un rencor semejante se ha transferido al presidente Morales, pero por otros motivos. Básicamente porque pretende prorrogarse en el poder más allá del límite legal y en contra de la voluntad popular expresada en el referéndum del 21-F, que el oficialismo no reconoce  porque lo considera contaminado con el fraude; de lo contrario, dicen, otros hubieran sido  los resultados.

En el MAS persisten en repostular a su candidato, pero más que todo porque no existe otro en condiciones de tomar la posta, hecho que no es responsabilidad de la oposición ni de sus aliados naturales (comité cívico, plataformas ciudadanas, Iglesia, etc.), pero les favorece, y están peleando dicha ventaja circunstancial con todo su arsenal, al descubierto y sin que el poder constituido intervenga para nada, excepto para garantizarles el libre ejercicio de su derecho a la protesta, no obstante, que en el juego del poder es un error táctico permitir que el enemigo se reúna y establezca alianzas.

Pero Santa Cruz ya no es la aldea de 60.000 habitantes que invadieron los ucureños sin encontrar mayor resistencia. Hoy es una ciudad populosa que se hace respetar, y una prueba de ello es el espectáculo que acaba de darse en el cambódromo, escenario donde comparseros y miracorsos subestimaron al presidente Morales, mientras que en el pasado tendieron alfombra roja a los dictadores militares y a los civiles que se turnaban en el Gobierno para garantizar la continuidad del sistema neoliberal.

De esta manera se lo ha incorporado al catálogo de ‘persona non grata’, junto con el doctor Siles, pero es probable que a él le importe un bledo ser amado o temido por sus adversarios políticos, por cuanto se sabe arropado por las clases populares que han tomado para sí la defensa del proceso de cambio, por considerar que para ellas es una cuestión de Estado y no un simple pasanaku. 

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