Opinión

Peligro para la sociedad

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6 de enero de 2019, 4:00 AM
6 de enero de 2019, 4:00 AM

Estas fueron las palabras que usó la juez a tiempo de dictar la prisión preventiva de la Dra. Isis LLápiz, por fungir como ayudante, en el caso de la retirada del riñón sano del niño Sebastián operado por cáncer en el hospital Oncológico. En el mismo caso, al Dr. Moreno, el primer cirujano, se le dictó también detención preventiva, padeció un infarto, fue internado y entubado en Terapia Intensiva, despertando enmanillado y custodiado en la camilla después de 35 años de dedicarse a salvar vidas, hasta que posteriormente se revirtió la brutal decisión y se le otorgaron medidas sustitutivas a la detención.

La terminología jurídica “peligro para la sociedad” es fundamento clave para aislar a ciertos personajes (violadores, asesinos y avezados delincuentes reincidentes con peligro de fuga) por ser elementos de riesgo social si permanecen en libertad. La Dra. Isis Llápiz adquiere el título de médica luego de vencer rigurosos exámenes teóricos y prácticos, con las mejores calificaciones de su promoción, en una de las más prestigiosas universidades de nuestro medio: la universidad Católica.

Ella ha cumplido 4 años de residencia médica y un año de provincia (11 años de capacitación en total) en el hospital de niños Mario Ortiz (hospital escuela y centro de referencia de tercer nivel de las patologías más complejas, graves y difíciles de un universo de más de 3 millones de habitantes). En este centro de formación absorbe los conocimientos y experiencia de un plantel de médicos docentes de primer nivel, del cual formo parte, especializados en prestigiosos centros de países extranjeros, tales como Brasil, Chile, Argentina, Japón, Rusia y Estados Unidos; adquirió su título de especialista en cirugía pediátrica siendo laureada con excelentes calificaciones, por lo cual alcanzó méritos para ser contratada como médica de emergencia en nuestro hospital.

La especialista sacrificó sus horas de descanso para desplazarse al hospital Oncológico y colaborar gratuitamente en la cirugía que desempeñó como ayudante del Dr. Moreno, cuyo desenlace todos conocen. En el mismo periodo, un paciente del hospital de Niños que padecía apendicitis fue operado, como tantos otros, exitosamente por Llápiz. Este niño ya se encontraba caminando, jugando, en excelente estado general y alimentándose en el posoperatorio, pero fallece súbitamente a las 48 horas de la cirugía e inmediatamente después que una auxiliar de enfermería le suministra una inyección en vena para desobstruir la vía venosa trancada por algún coágulo (masa de sangre adherida a las paredes de un vaso y que al desprenderse hacia el torrente sanguíneo puede bloquear el flujo de sangre).

Actualmente la doctora, sometida a dos procesos judiciales, permanece entre rejas juntamente con avezados delincuentes, a pesar de las manifestaciones a su favor del Defensor del Pueblo y del Colegio Médico, echando un balde de agua fría a las expectativas de probidad del poder legislativo boliviano, que tenían miles de médicos, otros tantos que se encuentran en proceso de formación y de millones de ciudadanos conscientes que todavía confiaban en el vapuleado sistema legal boliviano.

No es ninguna novedad, hace poco se pusieron en evidencia las fallas procesales garrafales en contra de otro médico: Jhery Fernández, que permaneció detenido más de 4 años siendo completamente inocente y, hasta el momento, no se ha reparado el daño que se le produjo, ni se ha dictado sentencia en contra de los responsables del “gravísimo error jurídico”.

Pesa en la mayoría de los ciudadanos Bolivianos una profunda sensación de malestar al ver a algunos jueces, fiscales y abogados tratar a los profesionales que se dedican a curar enfermedades como los peores criminales del mundo. Dios permita que cuando este artículo se publique, se haya corregido esta infundada resolución de cesación de libertad sin que medie chantaje ni extorsión de por medio, para que ella se pueda defender en libertad y continúe ayudando a salvar vidas. Si el sistema judicial no rectifica su accionar, solo equiparable al de la Santa Inquisición, el único camino es la migración masiva de profesionales en salud. Muchos galenos van a preferir buscar un mejor futuro en países extranjeros en lugar de permanecer en un Estado que los trata como osados antisociales y un ‘peligro para la sociedad’.

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