Opinión

Orugas infiltradas

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1 de abril de 2019, 4:00 AM
1 de abril de 2019, 4:00 AM

El dirigente cocalero Leonardo Loza, a cargo de las seis federaciones de cocaleros del Chapare mientras Evo Morales dedica su tiempo libre a fungir de presidente de Bolivia, levantó la voz de alarma sobre la presencia de unas orugas africanas en el país.

El cocalero sospecha que estas orugas fueron traídas por los enemigos del “proceso de cambio”, con la intención de destruir los cultivos del país, los legales y los ilegales.

No da más detalles el señor Loza, en el estilo de los conductores políticos del mencionado proceso pero deja abierta la duda sobre el origen de semejantes orugas, su origen político, porque en realidad se las conoce como “orugas africanas”.

Son famosas por su voracidad, pues acaban con todos los cultivos que tienen al alcance de sus fauces, sin importar si son cultivos legales o ilegales, prohibidos o no prohibidos, excedentarios o en proceso de ser legalizados por gobiernos revolucionarios. Comen todo, sin discriminaciones políticas.

Pues estas angurrientas orugas han llegado al país y, según el dirigente Loza, apuntan a los cocales, a esos cocales del Chapare que acaban de ser legalizados por el gobierno del primer presidente cocalero del país.

En la dieta de estas orugas que habrían sido “plantadas” en el Chapare por intereses ajenos, están las plantas que entregan 94% de sus hojas al narcotráfico, la actividad económica más floreciente del país que, por ventura, no tiene que enfrentar el problema de los impuestos.

Loza nos revela que el centro de producción de droga más importante de Bolivia está amenazado por este ejército de orugas que fueron traídas desde África por no se sabe qué intereses.

Esto deja abierta la sospecha de que, una de esas, el frente de los productores de cocaína de Sudamérica esté ahora, por razones que quizá tengan que ver con el hecho de que la oferta haya entrado en dura competencia, y que las partes estén tratando de perjudicar a un rival. Una guerra interna. Un juego de “monopoly” que es una guerra.

Una movida que apunta a la región estrella en la producción de cocaína, a la Meca de la droga en Bolivia, al reino del movimiento político más exitoso en este negocio en todo el mundo.

Salvo que las orugas sean instrumentos, una especie de trones, manejados por el imperio, el perverso imperio que acaba de calificar a Bolivia como el país de la región que en 2018 no cumplió los compromisos de combatir al narcotráfico.

En fin, que la economía ilegal tiene también sus problemas.

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