Opinión

Nuevo enfoque contra la inseguridad

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3 de noviembre de 2017, 4:00 AM
3 de noviembre de 2017, 4:00 AM

La inseguridad ciudadana creciente es uno de los mayores temas de inquietud de la población departamental y nacional. Los ataques de pandillas obligan a que los vecinos de los barrios más alejados se organicen, dispongan toques de queda y busquen otras medidas para dejar de ser víctimas de la delincuencia.

El recientemente creado Observatorio Municipal de Seguridad Ciudadana ha identificado 100 zonas inseguras en siete distritos de los 15 que hay en la urbe cruceña. Los parámetros utilizados tienen que ver con los sitios de expendio de bebidas alcohólicas, la existencia de pandillas y el índice de hechos delictivos que la Policía ha registrado en el primer semestre del año. En este centenar de sitios se instalarán alarmas vecinales para que sean los mismos habitantes quienes se organicen para procurar auxilio ante posibles ataques.

La iniciativa está al mando de un sociólogo, que ha trabajado durante décadas con la problemática de las pandillas y de menores de edad en situación de vulnerabilidad. Guillermo Dávalos es un conocedor de la materia y ha planteado la necesidad de involucrar a los vecinos en la búsqueda de soluciones a la inseguridad ciudadana. 

Las iniciativas estatales hasta el momento habían tenido que ver con la donación de vehículos y de combustible a la Policía, con las batidas realizadas por uniformados durante los fines de semana y otras que buscan sacar de las calles a indigentes y adictos a las drogas. Pero ninguna acción ha sido efectiva, nada frena la delincuencia en una ciudad como Santa Cruz de la Sierra, que crece más que ninguna del país y que a diario recibe nuevos pobladores procedentes del mismo departamento, de otras regiones de Bolivia, así como del extranjero.

En tiempos en los que se valora la iniciativa individual y grupal para dar solución a los problemas comunes, es importante buscar que los vecinos (que son esposos, padres de familia o hijos) se involucren en las iniciativas para frenar los hechos reñidos con la ley. Ellos saben mejor que nadie las características particulares de cada barrio y pueden ejercer un mejor control social del expendio de bebidas alcohólicas o drogas, conocen a los dueños de lotes baldíos y saben cuáles son las familias que necesitan apoyo porque uno o varios de sus hijos cayeron en el mundo de las pandillas o en la adicción a los estupefacientes.

Es positivo que sean los pobladores de cada barrio quienes soliciten las alarmas vecinales. El municipio debe incentivar esa actitud de colaboración y, con base en las experiencias, puede diseñar políticas para mejorar la situación de los jóvenes que están en riesgo de caer en prácticas dañinas para la sociedad, así como para que los vecinos ocupen sus espacios públicos y sean constructores conscientes de una mejor vida para todos.

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