Opinión

Nos roban el espíritu de la Navidad

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16 de diciembre de 2018, 4:09 AM
16 de diciembre de 2018, 4:09 AM

A solo nueve días de la Navidad, la paz ha sido reemplazada por la angustia en Bolivia; la esperanza que en otros tiempos era renovada por el renacimiento de la fe y del amor, está siendo reiteradamente golpeada por el abuso de poder, por la convulsión social y por la incertidumbre de lo que vendrá.

Por segundo año consecutivo, los bolivianos aguardan la Noche Buena con protestas en las calles, con una huelga de hambre en varios departamentos y con noticias que hablan del irrespeto a la Constitución Política del Estado y al voto de más de dos millones de bolivianos que dijeron no a la reelección de Evo Morales y de Álvaro García Linera. Precisamente, el viernes se supo que el Tribunal Supremo Electoral decidió hacer a un lado el artículo 168 de la Carta Magna (en el que se establece límites al mandato de los gobernantes) y habilitó al binomio oficialista.

Cual pesadilla, la semana concluye con un Tribunal Electoral departamental quemado por vándalos que, ya se sabe, aprovecharon una movilización para incendiar y causar destrozos, enervando la tensión en la ciudadanía. A ello se suma la burda estrategia de sembrar pánico con mensajes falsos en las redes sociales. Evidentemente, existe una estrategia destinada a crear confusión y aumentar el desasosiego.

Ni siquiera la noticia del doble aguinaldo, que otrora era recibida con alegría, logra atenuar la angustia. Un millón y medio de personas recibirán el beneficio, mientras que un estudio del BID alerta respecto a que la calidad del empleo en Bolivia está por debajo de la media en el continente. Los ciudadanos anticipan que optarán por el ahorro ante la incertidumbre económica del año que se viene, a pesar de que el Gobierno se empeña en asegurar que todo está bien y que no hay de qué preocuparse. El discurso contrasta con el bolsillo y la gente lo sabe.

Y, sin embargo, a pesar de todas las malas noticias que quitan el sueño y pretenden robar el ánimo navideño, lo que permanece es el espíritu indomable de los bolivianos que no se dejan amedrentar y que están dispuestos a luchar para que prevalezcan los principios y valores democráticos. Que la Navidad sea la inspiración para avanzar sobre la construcción de paz social y la dignidad, porque el conjunto que es Bolivia, sin duda, es más fuerte que los afanes de poder y la incertidumbre que se pretende sembrar a través de la violencia.

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