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29 de septiembre de 2018, 4:00 AM
29 de septiembre de 2018, 4:00 AM

¿Te atormentan las notificaciones? 50 mensajes sin leer en la bandeja de entrada del correo corporativo, textos de WhatsApp sin responder, 2.000 likes en Instagram, sin tiempo siquiera para revisar. Todo parece urgente; las plataformas nos apremian para que interactuemos constantemente.

Las nuevas tecnologías son una bendición. La educación exponencial es imprescindible para favorecer un uso responsable. Por ejemplo, en nuestros lugares de trabajo a veces no sabemos lidiar con el tiempo, un serio obstáculo para la productividad de la empresa y el bienestar de jefes y empleados.

Según Eric Garton, coautor del libro Time, Talent, Energy, los grandes ejecutivos reciben 200 correos electrónicos al día. Esta teoría subraya que un directivo medio dedica unas ocho horas semanales a enviar, leer y contestar emails. Otra investigación de Thomas W. Jackson, reconocido profesor de Información y Gestión del Conocimiento, llega a una alarmante conclusión: el 25% de los costes laborales de las pequeñas y medianas empresas se derrocha en una mala gestión del correo electrónico por parte de empleados y directivos. Es decir, uno de cada cuatro dólares invertidos “se van directamente a abrir y cerrar emails”. Es evidente que la saturación del correo electrónico afecta la productividad. Por ello, cada vez más expertos apuestan por combinar el email con prácticas supuestamente viejas -como la tormenta de ideas- y con opciones nuevas -como las plataformas colaborativas en línea-.

Un genio como Séneca explicaba con absoluta claridad: “No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”. Establecer nuestras propias estrategias es pura cuestión de supervivencia en el volátil mundo en que vivimos. Este llamado es para organizaciones y para cada uno de nosotros, personal y profesionalmente hablando.

¿A cuántas personas ponemos en copia en un email, innecesariamente? ¿Cuántas decisiones se podrían adoptar en media hora de debate, en vez de escribir, leer y responder veinte ineficaces mensajes? Es hora de evaluar el tiempo dedicado a cada cuestión, y las mejores soluciones digitales y analógicas en cada caso. Porque quizás, de tanto atender notificaciones urgentes, estamos más dormidos que nunca.

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