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13 de noviembre de 2018, 4:00 AM
13 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Este es el territorio del departamento de Santa Cruz, en Bolivia, el cual está cubierto en sus dos terceras partes con esos bosques. Si bien han sido intervenidos por el hombre desde el siglo XVI, uno diría que su deterioro es inferior al de otras latitudes del Amazonas. Entre otras razones, porque sus primitivos habitantes, el Pueblo Chiquitano, que lo ha habitado siempre, han mantenido prácticas de conservación, manejando con cuidado la cacería y resembrando las especies forestales que explotan.

El segundo elemento son esos pueblitos construidos en los siglos XVII y XVIII por los jesuitas y llamados misiones, cuya historia se hizo universalmente famosa a través de la película, precisamente llamada La Misión, la cual, aunque hace referencia específicamente a los indios guaraníes en Paraguay, sigue la misma historia de fundación de los pueblos indígenas en esa inmensa región. Allí, eran protegidos por los jesuitas de la explotación de los conquistadores portugueses. Fueron educados como músicos, arquitectos, ebanistas, talladores de maderas y constructores de instrumentos musicales.”

¡Por eso hemos apostado para sumar ese territorio a la cultura boliviana! En este esfuerzo no hay espacio para las lamentaciones y el trabajo fortalece una historia cultural-popular que se construye en Santa Cruz los últimos 60 años, con la Unión de Grupos Culturales, la Cooperativa Cruceña de Cultura, el Movimiento Cultural Jenecherú, los Centros Culturales de Barrio gracias a Marcelo Araúz y la Casa de la Cultura, APAC, el Cine Club Santa Cruz, la Plazuela Calleja, sumados al Teatro Experimental Universitario del Profesor Humberto Parada Caro y el Coro Santa Cecilia del Cura Rojas; todos ellos sirvieron de base para apoyar una propuesta cultural sólida que tiene en las Misiones de Chiquitos, la suma de capacidad e iniciativa social y de institucionalidad pública. Esa es una riqueza que está más allá de las coyunturas políticas y que adquiere relevancia con municipios comprometidos. Este es un espacio de cohesión social, que junto con el turismo sostenible, nos encuentra trabajando juntos más allá de las diferencias.

Se construyó primero despacito, silencioso, bordando como las abuelas. Hoy podemos celebrar por el fortalecimiento y la integración de nuestros pueblos en los niveles humanos. Es posible conocernos en nuestros territorios respaldando a la gente que vive en ellos. Es posible sembrar cultura de paz para que los caminos sean de encuentro y cercanía. Nuestras Misiones de Chiquitos se extienden hasta donde existen espíritus abiertos a la poesía, la música y la buena voluntad.

En el último tramo, sumamos a hermanos paraguayos; la ministra de Turismo, Marcela Bacigalupo, el presidente del Consejo de Gobernadores del Paraguay y gobernador del departamento de Itapuá, Luis Roberto Gneiting. Olga Beatriz Fischer, presidenta de la Cámara Paraguaya de Turismo Misiones Jesuíticas. Hugo Raúl Barreto, representante de la ciudad de Encarnación y Bea Arévalo, gerenta de la Ruta Jesuítica.

El camino sigue.

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