Opinión

Medallas cocaleras

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19 de mayo de 2018, 4:00 AM
19 de mayo de 2018, 4:00 AM

Existen ciertas cosas que simplemente se pasan de la raya. Que el Gobierno masista haya surgido de los cocales de Chapare es algo inaudito pero cierto, mas de ahí a que quiera meter la hoja de la coca hasta en las competencias deportivas ya no es tolerable. Peor todavía si se trata de una justa internacional como son los Juegos Suramericanos (Odesur), donde compiten muchas naciones a las que se les debe consideración.

Según los medios, alguien del régimen ha tenido la brillante idea de cambiar las medallas tradicionales redondas por unas ovaladas, simulando la hoja de coca. Las medallas de oro, plata y bronce, que universalmente se entregan a los campeones en las Olimpiadas y en los concursos deportivos, ya no serán circulares, porque, como vivimos en un ‘proceso de cambio’, también se ha decidido cambiar la distinción que reciben los vencedores. 

Este régimen hace lo que le da la gana y de eso no hay la menor duda. Y hace lo que le place porque en Bolivia somos muy mansos y dejamos que las cosas sucedan y pasen, siempre pensando en que todo cambiará y que se volverá por la senda de la cordura. Que nos manejen internamente como quieran es una cosa, pero que en un evento deportivo internacional se pretenda faltar el respeto a los competidores es otra muy distinta, porque no solo se falta a quienes participan, sino también a los países que esos atletas representan.

La coca simboliza, sin la menor duda, a este Gobierno. No al país, porque más de la mitad de Bolivia ya le ha dicho No al régimen y porque no mastica la hoja. Entonces es un símbolo de una parte de la nación solamente. No obstante, la coca es ampliamente rechazada por la comunidad internacional, porque sabe que es la base de la cocaína, una de las drogas más dañinas. Todo el mundo está enterado de que sin coca no hay cocaína, así el masismo afirme que la coca es inocua en su estado natural. Si fuera inocua, un mate no dejaría rastro en un análisis de sangre. Y peor, la mayoría de los dopajes que se hallan en los deportistas son a través de la cocaína. ¿Cómo entonces premiar a un campeón con una medalla en forma de coca? 

Según El Comercio de Lima, que se apoya en otras investigaciones científicas: “A causa de sus efectos estimulantes, el mate de coca está prohibido entre los deportistas. Un sorbo puede dejar rastros en el organismo hasta por tres días”. “La hoja de coca es un estimulante. Te mantiene despierto, disminuye la fatiga y el hambre… Cuando una persona toma mate, con una bolsa filtrante, está consumiendo como máximo 1,3 mg de cocaína”. Esto lo sabemos en Bolivia como en todo el mundo.

Lo de atreverse a cambiar las medallas circulares por ovales para semejar una hoja de coca es un abuso absoluto. ¿Qué hubiera sucedido si en las Olimpiadas de 1936, en Berlín, Hitler le entregaba una medalla dorada con la esvástica al gran Jesse Owens? Con seguridad que el astro negro se habría visto obligado a rechazarla. De lo contrario se hubiera producido una protesta clamorosa en EEUU. Podría haber banderas con la cruz gamada por todas partes en Berlín, como con toda seguridad habrá wiphalas en Cochabamba, pero esos símbolos no estaban ni están obligados a reverenciar los vencedores. 

Lástima que en vez de tanta chabacanería política los organizadores no se hubieran ocupado, más bien, de prever alojamiento, comida y equipo para nuestros atletas, que, sabemos, pasan por situaciones verdaderamente humillantes.

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