Opinión

Mao Tse Tung

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12 de marzo de 2019, 4:00 AM
12 de marzo de 2019, 4:00 AM

Mao Tse-Tung, (Mao Zedong, 1893-1976) fue el máximo dirigente del Partido Comunista de China (PCC) y fundador de la República Popular China (RPC). Bajo su liderazgo los comunistas se hicieron con el poder en la China continental en 1949, cuando se proclamó la nueva república.

A Mao se le achacan errores graves, aun cuando se reconoce su papel como gran líder revolucionario y artífice de la subida al poder del Partido Comunista. Fuera de la RPC, las valoraciones de Mao han variado desde la visión positiva que lo muestra como un líder popular, revolucionario y tercermundista, hasta la percepción de su etapa en el poder como un ejemplo de autoritarismo brutal. Por otro lado, entre 1949 y 1975 la esperanza de vida aumentó: de 44 a 65 años. A comienzos de los 70, Shanghái tenía una tasa de mortalidad infantil menor que Nueva York. La tasa de alfabetización subió del 15%, en 1949, al 65%, en 1982. Entre 1949 y 1976, el PIB per cápita pasó de $us 637, en 1950, a $us 1.272, en 1975, lo que supone un crecimiento económico del PIB per cápita durante su período (1950-78) del 2,8%.

En 1958, el Gobierno de la RPC de Mao Tse Tung lanzó una campaña de medidas económicas, sociales y políticas, conocida como El gran salto adelante. Entre las políticas emprendidas se encontraba el exterminio de los gorriones, pajaritos que eran considerados una plaga en el país. Buscando mejorar la productividad agrícola, Mao ordenó que todo niño, hombre, mujer o anciano, sin importar su profesión o rango, matara a cualquier gorrión que se encontrara en su camino. De esta manera, se esperaba que los granos que los gorriones dejaran de comer sirvieran para alimentar a miles de personas. Siguiendo las órdenes del ‘gran timonel’, toda la población china se dio a la tarea de exterminar a estos pajaritos.

El resultado fue increíble: en pocos meses, la población de gorriones en el gigante asiático se había reducido a niveles irrisorios, en lo que puede ser considerado como el mayor genocidio avícola de la historia. Lo que no sabía Mao es que los gorriones se alimentan no solo de granos y frutos, sino también de diversos insectos y animales pequeños, manteniendo así el equilibrio de los ecosistemas. Con la desaparición de los gorriones, las plagas de langostas y otros insectos asolaron a China, causando la destrucción de miles de plantaciones agrícolas. Lo que empezó como un plan para mejorar la producción agrícola, terminó en un periodo conocido como la Gran Hambruna China, en que murieron alrededor de 45 millones de personas.

Pero, como suele suceder con decisiones que se adoptan en base la combinación fatal de soberbia e ignorancia, el éxito fue sinónimo de fracaso. Mao nunca reconoció su error e intentó enmendarlo importando gorriones soviéticos para repoblar su país con estas aves. La situación mejoró; sin embargo, queda aún la idea de que los gorriones y otras aves son los enemigos de los cultivos.

Son ejemplos donde los políticos han provocado serio daño a la agricultura y los resultados de muerte de millones de personas son varios y nefastos. Es por ello que las decisiones sobre el tema agropecuario nacional deben ser realizadas por gente idónea, con profundos conocimientos de la sostenibilidad de los sistemas productivos, fundamentado en principios éticos, como el respeto y la armonía con la naturaleza; valores políticos, como la democracia participativa y la equidad social; y normas morales, como racionalidad ambiental.

Ahora que se pretende dar un nuevo impulso a nuestra agricultura es necesario planificar al detalle y con extremo cuidado, a fin de no comprometer el futuro de las próximas generaciones.

 

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