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Malas señales

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14 de enero de 2018, 19:38 PM
14 de enero de 2018, 19:38 PM
Antes de que el cruceño Leonardo Martínez aguara la fiesta del Dakar al presidente Evo Morales, y fuera declarado “agente del imperialismo”, algunas malas señales anticipaban tormentas en la economía.

El Banco Mundial prevé que la economía boliviana siga cayendo este año y los próximos, lo que se hace complicado si se toma en cuenta que los campos gasíferos se están agotando a un ritmo preocupante.

El BM pronostica que este año el crecimiento de la economía llegue a solamente el 3,8%, que en 2019 baje más y sea del 3,4% y en 2020 caiga hasta el nivel del 3,3%, por debajo del promedio de la región.

Las autoridades del Gobierno dicen, en cambio, que el crecimiento de este año será mayor al 4,5%, por lo que prevé que se active el segundo aguinaldo en vísperas del año electoral.

Pero las cosas se complican más todavía: el ingeniero Hugo del Granado pronostica que este año el país no se beneficiará del incremento del precio del petróleo porque la producción de gas está disminuyendo.

El campo San Alberto se está agotando a un ritmo acelerado y también ocurre lo mismo con el campo Margarita, según denuncian los dirigentes cívicos tarijeños.

El transporte de gas para el mercado interno y externo en 2017 cerró en 53,5MM m3/d, inferior a los 55MM de 2017 y muy por debajo de los 63MM de producción de que habla el ministro Luis Alberto Sánchez.

En el sector minero, el segundo que figura en las estadísticas de exportaciones, las cosas están mal, según dice el experto Jorge Espinoza: “En nuestro país debido a la política minera, al potencial de mineralización, a la falta de infraestructura y de información geológica actualizada, a los engorrosos trámites, etcétera, fue siempre difícil atraer la inversión extranjera. Si a ello sumamos la inseguridad jurídica, el cambio de sistema de concesionamiento y la elevación de los tributos mineros que se dio desde 2006, la inversión extranjera para la exploración de nuevos yacimientos es nula.”

Y añade: “A la fecha no existe un solo proyecto que permita vislumbrar un  nuevo yacimiento, de manera que la producción minera irá declinando progresivamente y con ello el valor de sus exportaciones.”

Todo esto sin tomar en cuenta la fractura social que vive ahora Bolivia y que se observa en todas las calles y carreteras del país.

Alguien tendrá que abrir el paraguas.