Opinión

Los cuerudos

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8 de diciembre de 2018, 4:00 AM
8 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Hay que tener cuero de anta o caparazón de tatú para salir a la televisión, la radio y los periódicos tratando de convencer a la ciudadanía de que el resultado del referéndum (21-F) ha sido aplicado rigurosamente al no haberse modificado ni eliminado de la Constitución el artículo 168. Cierto, no se lo eliminó pero tampoco se lo respeta, que es lo mismo que haberlo archivado. Es decir que la Constitución se ha violado por la hambruna de poder de S.E. y su segundo, el matemático.

Lo que ha sucedido el martes en la noche en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha sido de lo más vergonzoso, pero, además, un revés al sistema de derecho, a esa “democracia burguesa” que en mala hora puso en el mando a S.E. y que tantas satisfacciones le ha dado a él –un indiecito pobre y despreciado, según dice– y tantas vergüenzas y penurias nos ha causado a sus compatriotas. Sus discursos primitivos, su deplorable lectura, su ignorancia de los números, pero, sobre todo, su rencor interior, su rabia, seguramente fomentados por el matemático, nos ha resultado indignante.

Lo que provoca pasmo es el cuero duro que tienen los masistas y sus jefes, al desvirtuar los resultados del 21-F, al obligar a dictar un fallo “trucho” al Tribunal Constitucional afirmando que la Carta Magna está por debajo del derecho humano de S.E. de eternizarse en el poder, al precipitar una Ley de Organizaciones Políticas que debió aplicarse cinco años después, y al designar un TSE que cumpla con sus propósitos más ladinos. Para esto último, está visto que todos quienes obedecen a S.E. reciben jugosos cargos en ministerios y embajadas; los que no, se van a su casa. ¿Por qué el Gobierno no podría adelantar las elecciones presidenciales de octubre para julio o agosto de 2019 si le conviniera?

Los masistas son los maestros de la nocturnidad, porque actúan de manera artera, escondidos en la noche. Cometen sus fechorías cuando las sombras solo dejan ver sus siluetas de malhechores. ¿Quiénes son los culpables de tantos desmanes en Bolivia? ¿Quiénes han fracasado estrepitosamente en La Haya? ¿Quiénes han cobrado las comisiones de todas las obras y compras hechas sin licitación? ¿Quiénes se beneficiaron de los atracos en fondos, bancos y “elefantes blancos”? Nadie. Nadie es culpable de nada en la Bolivia del “cambio”.

Por eso, es con marrullería que S.E. y su cohorte no se quieren ir. Se trata, sin duda, de disfrutar más del poder, pero, sobre todo, de protegerse entre ellos. Así como las mafias. Saben que van a ir a declarar sus delitos, uno por uno, aunque permanezcan los mismos fiscales actuales, que se van a dar vuelta la chaqueta. Entonces, todo se tiene que hacer en nocturnidad, donde no se vean demasiados rostros o solo las caras de los segundones, simples fusibles.

El TSE, además de haber habilitado a S.E. en horas de la noche, lo hizo fuera de su recinto habitual, en otro lugar, para burlar la presencia popular. Pero, además, la señora que preside el TSE leyó un papel como si anunciara los precios en un almacen y se fue. No hubo una sola explicación a la prensa y no la hubo porque no había nada que explicar. La orden del Gobierno fue: “Lea y hágase humo”.

S.E. ha optado por burlarse de nosotros y eso está claro. Va a seguir haciendo “regalos” todos los días a costa de nuestro bolsillo y del gas derrochado y agotado. Le ha importado un pepino la democracia. Si es así, si a él no le importa el juego limpio, a la oposición tampoco debe importarle. Ya está bueno de tanta tolerancia y llamado a la sensatez. Claro que S.E. tiene el aparato represivo en sus manos, con una Policía que ha llegado al extremo más triste de la adulonería y con unas FFAA del “patria o muerte”, que no dudarían ni un instante en brindarse para aplicar entusiastas un estado de sitio con olor a pólvora.

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